No es pesimismo, es realismo. El FC Barcelona, que ya tenía una situación económica complicada después de la pandemia, se ha agravado con Laporta en la presidencia. Cometió un grave error despidiendo a Messi, además de inflar las pérdidas económicas de la temporada 20-21 hasta los 480 millones. Eso ha venido siendo un lastre a la hora de inscribir jugadores. Además, se han vendido 850 millones de activos futuros en las famosas palancas, y se han invertido mal los 270 millones en fichajes que no han formado un equipo ganador. La estrategia y la gestión de Laporta han salido muy mal.

Es la hora de rectificar. Es el momento de hacer lo que se debería haber hecho antes. Recaudar, haciendo una buena venta de cuatro o cinco futbolistas, apostar por canteranos, fichar a dos cracks de verdad y contratar a un entrenador, conocedor del modelo de juego del Barça, y con experiencia en los banquillos. Para ese planteamiento, el mejor entrenador es García Pimienta. Lleva más de 23 años entrenando, está acostumbrado a la exigencia culé, conoce a la perfección la metodología Barça y es un gran formador de jugadores jóvenes.

Y en la plantilla, toca vender a Araujo, Koundé, Raphinha, Ferran Torres o Lewandowski a Arabia y subir a los centrales Pau Cubarsí y Mika Faye, al lateral Héctor Fort y a los delanteros Pau Víctor y Marc Guiu, además de recuperar a algunos de los que se vendieron con cláusula de recompra, como Chadi Riad o Estanis Pedrola. Además de los que ya están: Balde, Gavi, Pedri, De Jong y Lamine Yamal. Y con el objetivo de complementarlos con Haaland en julio de 2025. El sueño del delantero noruego es jugar en la liga española. En ese verano, en el que acaba contrato Pep Guardiola con quién tiene un compromiso moral, él también podrá abandonar el conjunto citizen por 175 millones gracias al pacto que incluyó en su contrato su representante, Rafaela Pimenta, que tiene una magnífica relación con Laporta.

Es mucho dinero, pero los vale porque este sí es un jugador que marca diferencias. Es mejor invertir mucho en estrellas consagradas, que fichar medianías como la mayoría de las incorporaciones que se han hecho recientemente. Habrá que plantar cara al Madrid de Mbappé, Vinicius y compañía, como sea. Además de la aportación deportiva de Haaland, es imprescindible tener un gran reclamo en el nuevo Camp Nou para vender los palcos vips, los miles de entradas, y aumentar los ingresos para devolver el crédito. Es probable que los socios, a los que la directiva debería dejar de maltratar, se identifiquen más con este proyecto de canteranos aunque no se ganen títulos a corto plazo.

Se trata de sembrar para el futuro. Para hacer eso hay que tener una buena estructura técnica profesional y mucho criterio para acertar y pasar el bisturí sin tocar ningún órgano vital. Y ahí es donde surgen más dudas. Es la hora de ser valiente. No hay otro plan posible para la viabilidad de este Barça.