En la célebre película ' The Matrix' (1999), de los hermanos Wachowski --ahora hermanas--, cuando el protagonista, Neo, se encuentra con Morpheus, éste le propone la posibilidad de tomar una pastilla azul o una roja. Si toma la primera, seguirá viviendo una realidad paralela, creada por una inteligencia artificial, donde se le ofrece un universo repleto de posibilidades y opciones, mientras que si escoge la pastilla roja, se le abrirá las puertas a la realidad: un escenario apocalíptico y desasosegante, donde la humanidad sirve como instrumento energético -a modo de pila- a una maquinaria monstruosa. Neo, no sin muchas dudas, acaba escogiendo la roja, dejando atrás el edén de Matrix para adentrarse en un auténtico infierno dominado por las máquinas.
Pues bien, en el FC Barcelona nadie está dispuesto a tomarse la pastilla roja, no sea que nos demos directamente de bruces con la realidad. Con Xavi en el papel de Neo y Laporta en el de Morpheus, el desarrollo del Matrix blaugrana está siendo pletórico y apasionante. Llegados a este momento, el abastecimiento de pastillas azules se puede agotar en cualquier momento, ante la avalancha de peticiones. Nadie quiere desengancharse de esta 'realidad' porque apunta a llevar al éxtasis a la culerada. Tomarse ahora la pastilla roja sería dar la espalda a la posibilidad de ver de nuevo al Barcelona jugar una final de Champions, y si puede ser con el Real Madrid eliminado, mejor que mejor, consiguiéndolo además con un puñado de adolescentes, que podrían protagonizar perfectamente la película 'Rebeldes' de Francis Ford Coppola, y con el club en la más absoluta ruina económica por culpa de errores del pasado y entes maquiavélicos, con Javier Tebas a la cabeza.
Este 'Matrix' apunta a ser histórico. Nadie quiere salir de este universo, donde un entrenador desahuciado hace dos meses --anunciando su dimisión en diferido tras perder ante el Villarreal (3-5)-- puede levantar la sexta orejona en la historia del club a poco que haga bien los deberes, un delantero 'top', que algunos ya habían jubilado, parece empeñado más que nunca a revivir viejas glorias del pasado, un centrocampista gafado por lesiones puede acabar dando el título más ansiado a los blaugrana y un chaval que está cursando cuarto de ESO matricularse 'cum laude' en esto de darle patadas a un balón.
¿Quién quiere tomarse la pastilla roja, que nos abra los ojos y nos enseñe nuestra cruda y manifiesta realidad? Lo siento Morpheus, yo no. Quiero seguir en Matrix hasta que el cuerpo aguante. Y, como yo, centenares de miles de culés. Así pues, que vayan encargando una buena remesa de pastillas azules, porque de este universo paralelo no nos van a sacar ni con calzador. Seguiremos disfrutando con los goles de Raphinha --los primeros que marca en la Champions-- de las paradas de Ter Stegen --en Liga lleva cinco porterías consecutivas a cero-- de la intensidad de Cancelo -cuanto más loco, más genio-- y de las dentelladas del autodenominado Tiburón, con permiso de Pedro Acosta. Y para dentro de diez días, en el Clásico, que se agoten todas las existencias, porque en el Matrix blaugrana puede pasar cualquier cosa, y si no que se lo digan al Real Madrid en Tenerife.