Gavi, en una jugada del partido del Barça contra el Mallorca / FCB

Gavi, en una jugada del partido del Barça contra el Mallorca / FCB

Primer equipo

Tangana con Gavi y Ansu Fati en Mallorca que acaba en expulsión

Dos jugadores del rival se encaran con las jóvenes promesas del Barça en Son Moix

1 octubre, 2022 22:39

Máxima tensión en Son Moix. Lo avisaban los ultras antes del encuentro, con bengalas y actitud beliciosa en los aledaños del estadio. Eran pocos, pero dispuestos a guiar a sus jugadores a la victoria desde la modesta grada supletoria de un estadio en plena fase de obras. Pese a estar inoperativa la grada opuesta al gol de animación, el feudo mallorquín presentaba un lleno completo y muchas ganas de tumbar al Barça

El arranque de los de Javier Aguirre fue en consonancia al citado ambiente, capaces de poner en apuros a los pupilos de Xavi Hernández, que sorprendió con la presencia en el once de Gerard Piqué, Christensen, Jordi Alba y Balde por la derecha, dejando en el banquillo a jugadores a priori más frescos como Marcos Alonso y Éric García. Sufrían los azulgranas con algún contragolpe letal del Mallorca, y con un claro aunque algo tedioso dominio casi permanente del balón. 

Lewandowski silencia Son Moix

Solamente había uno sobre el campo capaz de romper esa monotonía, el más capacitado para marcar las diferencias; el mejor de todos ellos: Robert Lewandowski. Acudió, como ya es costumbre, el ariete polaco al rescate de un Barça algo desubicado; y lo hizo con ayuda de Ansu Fati, otra de las novedades en el once titular y autor de un buen pase que sirvió al killer de Varsovia para inventarse un auténtico golazo (20'). Movimiento majestuso del matador con gran control, recorte y lanzamiento duro y ajustado. Demoledor. 

La euforia de Ansu Fati, tras un gol del Barça en la Liga / FCB

La euforia de Ansu Fati, tras un gol del Barça en la Liga / FCB

La euforia de Ansu Fati, autor del pase que significó el primer gol de Lewandowski en Mallorca / FCB

A partir de ese momento se vivieron dos tramos de partido distintos. Uno en que el Barça se vino arriba y dominó más el juego, pareciendo que el Mallorca había quedado sedado por la inyección polaca; y otra fase, la final, donde los de Aguirre volvieron a despertar y aumentaron el acoso a la portería de Ter Stegen. No cayó el gol del empate de milagro, pero el Barça se llevó un carro de amarillas peligrosas: Christensen, Piqué y Kessié, en este orden, quedaron apercibidos. 

Ansu y Alba, al rescate de Gavi

La tensión llegó tras la amarilla a Piqué, silbado por Son Moix a cada balón que tocaba. El central catalán se quejó ostensiblemente al colegiado, Gil Manzano, pero no sirvió de nada. Bueno, sí, sirvió para caldear los ánimos. 

Muriqi, intentando un remate contra la portería de Ter Stegen / EFE

Muriqi, intentando un remate contra la portería de Ter Stegen / EFE

Muriqi, intentando un remate contra la portería de Ter Stegen / EFE

Dos jugadores del Mallorca, Maffeo y Antonio Sánchez, la tomaron con Gavi, se encararon con él y casi llegan a las manos. Ansu Fati, su joven hermanito mayor, acudió a defenderlo bravamente, pero no parecía suficiente. Así que, como no podía ser de otra forma, apareció de la nada un jugador mucho más bregado en estas lindes, Jordi Alba, que ayudó a prender la mecha. Tanto fue así que, ante las continuas quejas del banquillo de Xavi Hernández, el árbitro decretó la expulsión de su segundo, su hermano Óscar

Una roja y triplete de amarillas

Las tensiones siguieron hasta que terminó el primer tiempo, con la ya mentada amarilla a Kessié y una polémica acción en el área culé donde Busquets cayó tendido al suelo reclamando un manotazo en la cara. El árbitro no lo vio y, en cuanto pudo, se apresuró a poner freno mandando a ambos equipos al vestuario. Incendio apagado, pero con el Barça como principal perjudicado.