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Culemaníacos

Estos son los 10 tipos de aficionados del Barça

Históricamente el culé siempre ha sido muy pesimista, pero los éxitos cosechados en la última década y la llegada de las nuevas generaciones han cambiado el ADN del aficionado azulgrana

10 octubre, 2018 00:00

El fútbol es el deporte rey en Europa. Nacido en Reino Unido en el siglo XXI, su propagación ha sido apabullante, pero en España se vive diferente. Cada país tiene una forma de sentir los colores de sus equipos y selección y cada afición tiene un carácter marcado por norma general.

El Barça es uno de los tres equipos con más seguidores en todo el mundo y comparte podio con Manchester United y Real Madrid, pero sus aficiones son completamente opuestas. Mientras que en la Premier viven el fútbol físico, los merengues se caracterizan, popularmente, por ser extremadamente críticos, impacientes y chulescos. Una actitud que es totalmente opuesta al carácter de los culés. La personalidad azulgrana se ha modelado a lo largo de los años. Hasta hace 15 años, los barcelonistas eran aficionados ambiciosos, orgullosos de su club --ahora también-- pero con un carácter más reservado y pesimista.

Con la llegada de Messi, Xavi, Iniesta y compañía, dirigidos de la mano de Guardiola, el Barça se ha convertido en un referente del fútbol moderno que recuerda a los mejores tiempos de la entidad con Johan Cruyff en el banquillo del Camp Nou. Pero dentro de ese carácter prudente y preocupado, existen varios tipos de aficionados. En el campo, en las tertulias y en los bares.

Diez tipologías únicas

El aficionado entrenador: su hábitat preferido es el bar, cerca de conocidos y con una caña en la mano. Tiene un complejo de técnico inagotable y, pese a que nadie le escucha, da y dirige órdenes como si estuviera en el campo.

El analista: es la versión opuesta del primero. Un fan con conocimientos futbolísticos que analiza el partido de cabo a rabo. Crítica o aplaude las decisiones técnicas y se fija en todos los detalles. Conoce a los rivales, entrenadores y varias ligas, y está preparado para cualquier pregunta. Un comentarista de los que no quedan.

El solitario: observa y apenas habla. Normalmente siempre va acompañado de un pinganillo que compagina con las imágenes en televisión. La radio le mantiene informado de aquello que la tele no dice y siempre es fiel a una misma emisora. Se lamenta entre murmullos o gritos puntuales, pero sabe mantener la compostura. Cuando el Barça pierde, es el que más se queja entre murmullos y susurros. 

El culo inquieto: es empezar el partido y se vuelve hiperactivo. Cuando fallan, cuando casi marcan, cuando no mantienen la posesión. Todo le pone nervioso y no puede mantener el culo en la silla. Es un incondicional de su equipo y un sufridor. 

El fiestero: da igual cómo acabe el partido que siempre hay una excusa para celebrar algo. Si el Barça gana hay que celebrarlo y si pierde hay que ahogar las penas. Se apunta a todos los planes, en el campo o en el bar, y le encanta estar rodeado de otros aficionados con su entusiasmo. 

Una foto de archivo de culés celebrando un título en Canaletes / EFE

Una foto de archivo de culés celebrando un título en Canaletes / EFE

Una foto de archivo de culés celebrando un título en Canaletes / EFE

El que pasa de todo: no le gusta el fútbol, pero se ve arrastrado por todos sus amigos al bar para ver a su equipo. Intenta mantener otras conversaciones y contar con la compañía de alguien de su condición e ignorancia futbolística para no pasarse 90 minutos mirando el televisor, pero se le despierta un interés desconocido cuando hay goles. 

El fan interesado: es la condición posterior al fan que pasa de todo. La evolución personificada. Con el tiempo ha aprendido a apreciar este deporte, y aunque no sea un fiel seguidor, ha aprendido a entretenerse. Además, con un solo partido tendrá referencias para meses y meses de conversaciones futbolísticas. Saca el máximo rendimiento a sus horas invertidas observando este deporte.   

El incondicional: no se pierde un partido. Da igual si es amistoso, fase de grupos de la Champions League, el clásico, o un partido de la Copa del Rey contra un segunda división. Su pasión por el Barça va más allá y tiene el corazón de color azulgrana. Siempre con su equipo. 

Una foto de dos culés apoyando al Barça en Manchester / EFE

Una foto de dos culés apoyando al Barça en Manchester / EFE

Una foto de dos culés apoyando al Barça en Manchester / EFE

El chulo: puede saber más o menos de fútbol, pero siempre confía en su equipo. Suele ser un aficionado joven, que no ha vivido los años de pena barcelonista cuando no se ganaba ni una triste Copa del Rey en años. Messi es su Dios, tiene fe ciega en él y no duda en chulear de ello ante sus amigos y la prensa cuando hay partidos frente a los eternos rivales como Espanyol o Real Madrid. Su personalidad es una mezcla entre el ímpetu que da la juventud, la gloria del Barça en los últimos 15 años, el descaro y el atrevimiento, aunque estos son los menos frecuentes. La prudencia lo es todo en el barcelonismo.  

El digital: ni va al campo ni baja al bar. Se las apaña como puede para verlo desde aplicaciones online y le gusta vivir la otra cara del deporte. Las redes sociales. Le encanta ver los comentarios y críticas de otros aficionados y no duda en hacer bromas y memes ante los errores de su equipo o el rival. No entiende el partido sin un comentario en Twitter. Vamos, un postureti