Han pasado solo seis meses y unos días desde la destitución de Ernesto Valverde como entrenador del Barça. Entonces Abidal y Óscar Grau contactaron con Xavi Hernández en Qatar para ofrecerle el cargo vacante en el vestuario azulgrana. En cierta ocasión, cuando era director deportivo del Barça, Andoni Zubizarreta, me comentó que un jugador europeo que él pretendía fichar le dijo que no venía porque en este equipo no había puesto para él: “¿Dónde juego si ahí están Xavi, Iniesta, y los mejores centrocampistas del mundo?”, fue la respuesta. Cuando el Barça toca a tu puerta solo hay un par de detalles que pueden influir en una decisión negativa: excesivo respeto y miedo al fracaso. Xavi, hace seis meses, eligió la segunda excusa. Entonces dijo que no estaba preparado para aceptar la propuesta, aunque ya avisó que podría estarlo para junio o para el 2021.

Con la pérdida del liderato de la Liga, el periodismo deportivo ya ha comenzado a buscar el sustituto de Quique Setién, el hombre que cuando fichó estuvo amparado por todos aquellos que creen que la flor que tuvo Cruyff es posible verla reproducida en sus discípulos y admiradores. Y Xavi, que es el hombre elegido para llevar las riendas de este Barça por el candidato a la presidencia en las próximas elecciones, Víctor Font, anuncia que ahora sí está preparado para dirigir al equipo. ¿Qué ha cambiado en seis meses, Xavi?

He sido un admirador de Xavi toda la vida, incluso cuando asomaba la cabeza en el equipo para quitarle el puesto a Pep Guardiola. Y he sido un admirador también de su personalidad. Ahora bien no comparto que entre en fase de desesperación por ponerse el primero de la lista. Eso no está bien, sobre todo cuando hay un entrenador con contrato en vigor.