Que Jordi Alba sea el que dé unas palabras de unión en el vestuario lo dice todo. En la tradicional comida en petit comité de los jugadores, se notó una alegría "contenida" porque venían de salvar el papelón en la Liga y parecía que esto valía más que el ridículo ante la Juve. Un poco, fue a la práctica la forma ilustrativa de dar a entender que Messi tampoco está tan disgustado. Como ya vimos en su última publicación a través de Instagram... Aunque seamos claros, las cosas no están para tirar cohetes. Sabemos que Jordi Alba sigue en el club gracias a su amistad con Messi pero que él sea "el escogido" para pronunciar cuatro palabras de unión en una comida lo dice todo. Nunca ha sido el más "destacado de la clase" pero es de los pocos fieles que quedan en el selecto grupo del argentino.

Y todo ello concluye en que el vestuario no está unido. Hay, lo que se llama ahora en política, una calma tensa. Ya se percibió en las marchas de este pasado verano. Con un simple ejemplo: Ter Stegen felicitó con más entusiasmo a Semedo que al propio Luis Suárez... Cada uno va por donde le place y Koeman, que lo ve todo pero tampoco es un hombre de preocuparse mucho, va a salvar sus trapos... Como también se refleja en el campo con cambios que nadie entiende pero miran de salvar con más defensa, resultados paupérrimos que eviten una derrota.

En definitiva, qué bien sienta a algunos esto de no celebrar las navidades por la Covid-19. Aún así, con las comidas justas y necesarias se pueden sacar muchas conclusiones que nos miden el pulso de un vestuario que, como decimos en catalán, "no acaba de fer net".