Que en el partido contra el Bayern, Ansu Fati jugara 10 minutos es toda una proeza. Un tiempo atrás, con el equipo médico anterior, sin liderazgos ni las cosas claras, parecía imposible que el joven tuviera la carrera deportiva que realmente se merece tanto talento como el que tiene en sus dos piernas. 

Con el trabajo incansable de Ricard Pruna, pieza clave para Xavi y uno de los perfiles que el de Terrassa puso como condición para volver, esto se ha ido revirtiendo. Pero las limitaciones son las que son y los médicos no hacen milagros; la ciencia, de momento, llega hasta donde llega. Así pues, sí, hay un punto de esperanza y positivismo en su recuperación si aplicamos el famoso refrán de menos es más. Pero el tiempo pasa y los cambios perceptibles son pocos y muy lentos. La cronificación de su lesión, ya avanzada y explicada anteriormente en esta columna, no facilita las cosas. 

El entorno de Ansu Fati confirma que el jugador está en un momento --¡otra vez!-- muy complicado anímicamente. Que tenga pocos minutos no le ayuda a recuperar su confianza. A diferencia de Piqué o Alba, Ansu no es titular por motivos mayores y no por lo que consideramos, 'el cauce natural de la vida’. 

Xavi, que tiene el don de revertir situaciones malas, tiene por delante un gran reto. Con Dembelé, ha logrado recuperar la mejor versión del francés y ha conseguido que se profesionalizara de una vez por todas. Con Ansu, el reto es mucho más grande: necesita pensar que algún día, más pronto que tarde, podrá volver a jugar 90 minutos ‘del tirón’. Mucha fuerza, ¡Ansu! Seguro que este parón de Liga, y alguna conversación pendiente que tienes, te irán muy bien.