La burbuja del fútbol nunca estalla, ni se deshincha siquiera. Este deporte-negocio mueve demasiados intereses, y siempre hay empresas dispuestas a pagar insultantes cantidades de dinero a los clubes para que mantengan a los mejores jugadores y ganen títulos. Sin embargo, euros hay los que hay, por lo que las entidades buscan nuevos patrocinadores que puedan costear las nóminas de las estrellas.

Uno de los sectores que han arraigado con fuerza en el fútbol en los últimos años es el de las apuestas deportivas, empresas arruinavidas que campan a sus anchas por internet, televisiones, prensa y hasta en versión de llamada telefónica. Raro es el club que no tiene algún contrato con estas compañías. No obstante, hay equipos que los muestran sin tapujos, en el pecho de la camiseta y otros, como el Barça, que los tienen más discretos.

La cuestión es que el fútbol todo lo aguanta (y el dinero mueve montañas). Incluso las nuevas restricciones a las apuestas deportivas. A última hora, el sector ha logrado que el Gobierno acepte sus anuncios en partidos a partir de las ocho de la tarde (fuera del horario infantil); es decir, cuando se celebran los encuentros más llamativos y de mayor audiencia. 

Nadie puede negar que las apuestas son mal y hacen mal, que habría que prohibir, al menos, los anuncios. Pero también es evidente que el fútbol en sí es un deporte de azar. Que se lo digan a Vinícius, que tuvo la suerte de lado en el clásico del domingo, cuando Gerard Piqué desvió a gol otro de sus remates desacertados.

Todos los torneos empiezan con el sorteo de fechas y de emparejamientos. También los capitanes sortean los campos a cara o cruz antes de los partidos. Los penaltis son una lotería. Hay una jugada que se denomina ruleta. Y si un jugador marca cuatro goles en un partido (nadie como Messi en esta estadística) se dice que ha logrado un póker. Para colmo, la FIFA tiene la última palabra con un sorteo para desempatar a dos conjuntos igualados en todo en la fase de grupos de un Mundial. No hace falta apostar dinero para disfrutar del fútbol y su azar.