Resulta curioso que sea Xavi Hernández, uno de los hombres que más elogios genera como adalid y abanderado del cruyffismo, quien sea el encargado de cercenar cualquier brote de tulipanes en la plantilla del FC Barcelona. Cuando aterrizó en noviembre con la temporada ya empezada y con el equipo sumido en una depresión de caballo, el técnico se encontró con tres holandeses en su plantilla, con perfiles bien distintos todos ellos.

Por un lado, había un delantero corpulento, algo tosco, pero con el gol entre ceja y ceja, petición expresa de Ronald Koeman y que llegó prácticamente cuando sonaba el gong del mercado: Luuk de Jong. Por otro, otro delantero, también reclamado por el héroe de Wembley, que se lesionó tras un inicio meteórico: Memphis Depay. Y, por último, un centrocampista que llegó para refundar el club e inundarlo de talento, pero que parecía estancado en una preocupante zona de confort: Frenkie de Jong.

Del primero, empezó sacando las castañas del fuego en los primeros partidos de Xavi, con goles antológicos y oportunos, pero muy pronto acabó en el ostracismo, al tener serios problemas a la hora de asociarse con sus compañeros. Cedido al Sevilla, se decidió devolverlo, no sin antes agradecerle todo el esfuerzo y dedicación, tras mostrar una profesionalidad intachable y ejemplar.

Ahora mismo, el futuro de los otros dos holandeses que quedan en la plantilla no está nada claro. Más bien, si uno va a una casa de apuesta seguro que le recomendarían más una salida que cualquier otra alternativa. El caso más evidente es el de Frenkie. Por mucho que Joan Laporta insista públicamente que el jugador no está en venta, a nadie se escapa que está jugando al gato y al ratón. El presidente blaugrana es un zorro viejo y sabe que poner en el mercado a Frenkie le debilitaría en las negociaciones. Una postura de fuerza es siempre conveniente en estos casos y si el mensaje es contundente, mejor que mejor.

Pero lo cierto es que Frenkie está sentenciado. Lo camuflarán desde el club de muchas maneras, hasta filtrarán que no ha aceptado una rebaja salarial si las cosas van mal dadas, pero lo único claro es que De Jong no jugará la próxima temporada de blaugrana. O Tuchel o Ten Hag se llevarán el gato al agua, sea quien sea, el Barcelona espera sacar una buena ‘morterada’ de esta subasta.

Y si Frenkie tiene los días contados en el Barcelona, Memphis va por los mismos derroteros. Su caso es mucho más sencillo de argumentar: el delantero acaba contrato en junio del 2023 y si se quiere sacar algún ingreso se ha de vender ahora o renovarle. En el área deportiva, se considera un jugador totalmente reemplazable, por lo que si aparece un buen samaritano con 25 millones bajo el brazo, se llevará al león y toda su parafernalia, con jaula incluida si hace falta.

Así pues, el Barcelona de Xavi quiere ser el más cruyffista de los últimos años sin ningún holandés en sus filas. Algo que no debería sorprender a nadie, ya que ni el Barça del sextete de Pep Guardiola contó con ningún holandés en su plantilla, ni tampoco el ‘orfebre’ de todo, Johan Cruyff, apostó mucho más por sus compatriotas, con Ronald Koeman o Richard Wistchge como grandes excepciones.