Ni Supercopa ni Copa del Rey. El Barça se ha estrellado dos veces en el curso actual. En ambos casos, curiosamente, fue mejor que su rival. Los últimos instantes fueron terribles para un equipo con mucho potencial y menos compromiso, castigado por su soberbia y unas luchas internas que amenazan con reventarlo todo.

La sustitución de Valverde por Setién no ha solucionado nada. Al menos, de momento. Ahora, el Barça es un equipo más académico, pero también más plano. A tres puntos del Real Madrid en la Liga, la Copa del Rey podía haber tenido un efecto terapéutico para los barcelonistas, tras el batacazo del Real Madrid. El desenlace de San Mamés, injusto y cruel, puede tener un efecto devastador.

El Barça necesita un tratamiento de choque en la Liga. A tres puntos del Real Madrid, su margen de error es limitado. El 1 de marzo, los dos equipos se enfrentan en el Bernabéu, donde los azulgranas encadenan cuatro victorias. Otra noche exitosa daría vida al Barça. Una derrota, en cambio, reabriría la caja de los truenos. Antes de la gran cita madrileña, el grupo de Setién pasará una dura reválida en el campo del Betis.

El Barça, hoy, es el peor rival del Barça. No lo es el Madrid, mucho más sólido en defensa pero con poco gol, renqueante todavía tras la marcha de Cristiano Ronaldo. Tiene más hambre el Madrid, muy despistado en la Liga durante la última década, mientras que en el Camp Nou siguen obsesionados con sus fiascos en la Champions.

La Champions, sin duda, es la competición más deseada en Barcelona. La historia, sin embargo, dice que el Barça nunca ha levantado la orejuda si no ha ganado la Liga. Las estadísticas están bien, pero su vigencia nunca es eterna. El problema es que el equipo no seduce ni intimida. Y jugarse toda la temporada a una sola carta suele ser sinónimo de fracaso. Nunca ha sido el Barcelona un equipo resultadista.

El futuro del club, una vez más, depende de la pelota. Del equipo. Ya nadie disimula la nula sintonía entre la plantilla y la dirección técnica o la junta directiva. En los malos tiempos, ningún club es tan autodestructivo como el Barça y la situación actual amenaza ruina. Con las elecciones presidenciales en el horizonte, la movida puede ser grande en los próximos meses. Abidal será la próxima víctima, porque nada es más peligroso que enfrentarse a Messi, y el tsunami acabará llegando a la sala de juntas. Al tiempo.