El Barça está hecho unos zorros. Contra las cuerdas. Joan Laporta está desesperado por los problemas económicos de la entidad y los recelos de los futbolistas de rebajarse su sueldo. No hay manera de soltar lastre y más pronto que tarde llegará la hora de tomar decisiones drásticas. Las tensiones entre el club y algunos jugadores puede acabar en los tribunales.

El presidente del Barça todavía mantiene un discurso moderado. Ensalza a sus futbolistas para no devaluarlos pero admite que están en el mercado por necesidades del guion. El caso más claro es el de Griezmann. Nadie duda de su calidad, pero sí de su rentabilidad. Y su elevada ficha atormenta a Laporta y su estructura deportiva. El deseado intercambio de futbolistas con el Atlético se complica. El delantero francés gana mucho. Demasiado. Y Saúl tampoco es un futbolista que seduzca demasiado en el Camp Nou. Las prioridades de Koeman son otras.

El Barça, al menos, tiene las ideas mucho más claras ahora que hace un año. Koeman tendrá una plantilla más equilibrada. El técnico holandés es consciente de que no puede fichar a futbolistas de primer nivel, pero confía en el fútbol base para compensar las carencias del equipo. A Ansu Fati se le espera con ganas y Nico González apunta buenas maneras. Tambén Gavi. En cambio, pintan mal las negociaciones para renovar a Ilaix.

El problema, el gran problema, son las salidas. No hay manera de que Umtiti rescinda su contrato con el Barça. Por mucho que baje peso y mejore su condición física, sus problemas de rodilla son crónicos. Mientras no se opere, es una mala fotocopia del defensa autoritario y solvente que sedujo al Camp Nou y a media hora. Otro caso distinto es el de Pjianic, un fichaje sin sentido deportivo alguno, necesario en los malabares económicos del expresidente Bartomeu que ahora debe purgar Laporta.

Braithwaite también está en el mercado, pero no hay manera de cerrar su traspaso. Igual pasa con Coutinho, el futbolista más caro de la historia del Barça. Y los pesos pesados del equipo no ven clara la rebaja salarial que les propone Laporta para cuadrar los números de la entidad. Hace un año, Bartomeu difirió muchos pagos y el drama se acentúa día tras día.

Los recortes también penalizan a las secciones. La de baloncesto está inmersa en grandes cambios. Algunos comprensibles. Otros, sorprendentes. Cuesta entender la rescisión de Hanga para reforzar al Real Madrid. En el balonmano, algunos cambios responden a rencillas personales, mientras que el fútbol femenino, el fútbol sala y el hockey sobre patines intentan mantener su competitividad tras un año exitoso. El problema, el gran drama, está en el equipo de fútbol. En unos salarios descomunales.