Los últimos tres partidos del Barça han finalizado en empate. Contra el Valencia (2-2) y el Real Madrid (1-1) y frente al Athletic (0-0). En todos ellos se observa que el Barça parece salir dormido al campo. El Valencia marcó primero en el Camp Nou (24 minutos) y el 0-2 lo anotó ocho minutos más tarde. Y el Madrid, a los 6 minutos ya había puesto el 0-1.

Johan Cruyff decía que él prefería definir el partido en los primeros 15 minutos para así poder descanso a aquellos jugadores que más lo necesitaban. Ernesto Valverde, que fue un alumno efímero del técnico holandés, tendría que recordar esa máxima de Johan. El Barça tiene que asustar desde el principio. No estar asustado o esperar hasta el último minuto para definir. El Barça tiene equipo como para llevar la iniciativa desde el primer minuto y no como hizo ante el Athletic, que salió a por el partido después del descanso. El Barça tiene potencial como para saltar al campo pensando que el primer gol tiene que ser suyo. No puede el Barça ir a remolque o al ritmo del rival. Desde el vestuario los jugadores tienen que estar mentalizados para arrancar con un gol a favor.

Luego hay otro tema que preocupa especialmente. Este equipo de Valverde da la sensación de tener prisa por llegar a la portería contraria, pero lo hace desde el desespero, desde la ansiedad y con angustia, y es ahí donde se produce la pérdida de balones, las imprecisiones en los pases y los fallos que dan al adversario oportunidades de gol. El Barça tiene que tener más paciencia. Practicar más rondos e intentar que el rival se aburra corriendo detrás del balón. El control es esencial.

Si este Barça de Valverde se encuentra con un Liverpool o un Manchester City, y sale al campo como pensando que tiene noventa minutos para ejecutar la victoria se puede llevar sorpresas muy desagradables. La inyección de adrenalina o de trempera que tienen estos equipos es mortal para sus adversarios. Ellos vacían la metralleta desde el pitazo inicial. Lo barren todo. Y a este Barça de Valverde le está faltando ese instinto, como también la paciencia para tener más posesiones largas.