El Barça vive en un estado permanente de excitación desde que Joan Laporta ganó las elecciones del 7 de marzo. El nuevo presidente destapó toda la efusividad que había escondido en la campaña y no tardó ni un día en visitar a Koeman, Messi y compañía en la Ciutat Esportiva Joan Gamper para escenificar el inicio de un nuevo ciclo.

Laporta, que la noche anterior se había abrazado con amigos, conocidos, rivales y con quien hiciera falta, parecía que lo tenía todo atado y bien atado, pero nada más lejos de la realidad. Pronto, demasiado, estalló la primera crisis con la salida de Jaume Giró, quien debía ser el vicepresidente económico del Barça y persona que había negociado el complicado trámite de los avales. El maldito problema de los egos penalizaba otra vez a la institución.

Sin Giró, todo parecía desmoronarse. La presunta fiabilidad de Laporta y su equipo se transformó en una carrera contra corriente para presentar los avales necesarios. Se activaron contactos a toda mecha y pronto aparecieron nuevos actores que deberán ser ratificados en la próxima asamblea de compromisarios: Eduard Romeu, vicepresidente de Audax Renovables, y Àngel Riudabàs, hombre de confianza de Jaume Roures. A ellos les debe Laporta su proclamación como presidente del Barça. Un nuevo proceso electoral hubiera sido dramático para la entidad.

El Barça, tras un martes maratoniano, tiene nuevo presidente y la sensación de que la nueva etapa ha comenzado con mucha ilusión y semejante improvisación. De momento, todo son gestos, que no es poco. A Messi, a Koeman, a los futbolistas. A carisma pocos le ganan a Laporta, pero el abogado barcelonés deberá gestionar ahora un club con muchos agobios económicos que deberá reducir, sí o sí, su masa salarial.

Clasificado para la final de la Copa del Rey y con opciones de ganar la Liga, el Barça debe calmarse y no desenfocar el punto de mira. El equipo necesita calma e ilusión. Luego llegarán días movidos, en los que deberán anunciarse muchas bajas y algunas incorporaciones. El Barça tendrá que soltar lastre, pero no lo tendrá fácil para colocar a Pjanic, Coutinho y compañía. 

Laporta, es de suponer, buscará un fichaje mediático. Las cuentas no están para grandes dispendios y un fichaje millonario solo es posible con un traspaso similar. Es importante que la nueva estructura deportiva tenga clara las prioridades para la próxima temporada porque el Barça ya se ha equivocado mucho en los últimos años.

En tiempos de penurias, nada mejor que apostar por la cantera. Talento hay y necesidad, también. También habrá que buscar futbolistas a coste cero como Eric García o Depay, futbolistas que deberán luchar por la titularidad del Barça pero que, como mínimo, mejorarían el rendimiento de Umtiti y Braithwaite, actores secundarios de un equipo muy mal parido pero con el orgullo herido que puede acabar en blanco o con un doblete milagroso.