Está claro que un presidente tiene que rodearse de gente de su confianza. Ferviente admirador del cruyffismo, al no poder contar con el padre fallecido, que fue su mejor asesor en el 2003, Joan Laporta ha optado por tener al hijo (Jordi) cerca de él. Hace bien, sobre todo si piensa que lo puede necesitar en un futuro para dirigir el primer equipo. Si por él fuera habría recuperado a Pep Guardiola, pero el actual entrenador del ManCity es consciente que segundas partes nunca fueron buenas. Laporta, optimista de nacimiento, si que cree en ello, y como tiene nuevamente el poder ejerce el derecho de llenar las oficinas de personas de las que pueda fiarse.

Sin embargo, no ha sentado muy bien a un sector del barcelonismo que el presidente haya cambiado el código ético del club para contratar a su hermana Maite. No tendría que sorprender a nadie, y muchos menos a los fieles seguidores de Laporta, una decisión de este calibre. Ya en su anterior etapa al frente del club concedió la presidencia honorífica a Johan Cruyff sin debatirlo más que con él mismo. No tengo dudas de que Cruyff merecía esa presidencia, pero había otras vías estatutarias que podían haber avalado con mayor fuerza el nombramiento.

Tampoco ha gustado mucho que la nueva directiva haya abierto la ventanilla para aceptar nuevos socios, recuperando una idea que en su tiempo también rondó por la cabeza del entonces vicepresidente Ferran Soriano.  Estas decisiones, como las de prescindir con poca elegancia de valores importantes del club como David Barrufet y Xavi Pascual, o la de mantener en la incertidumbre la continuidad de Ronald Koeman han puesto un poco de agua en esa botella de vino añejo que el barcelonismo destapó cuando votó por la nostalgia, esperanzado en repetir aquellos tiempos gloriosos. Ya sabemos que en estas épocas en las que el balón está en silencio, cualquier medida tomada por la nueva junta será procesada y mirada con lupa por una afición como la del Barça que vive dividida. Pero el momento exige doble ración de paciencia y muchas dosis de esperanza.