Algo que tiene claro Josep María Bartomeu en este momento es que su mandato finaliza en el 2021, que él no puede presentarse a una reelección y, lo mejor, que hasta ahora no tiene un aspirante a la presidencia del Barça que lo incomode. El único que está activado tiene la mirada puesta en el futuro. Bartomeu es consciente que ahora mismo tiene dos líneas contrarias, ni siquiera son adversarios: los tuiteros, que no pintan nada porque muchos de ellos no son socios, y cierta prensa, a la que el Camp Nou parece que ni lee ni escucha.

La renuncia de Jordi Mestre como vicepresidente del Barça fue advertida por algunos como el comienzo de un baile en el que supuestamente iban a caer todos los bailarines. La decisión de Bartomeu de tomar la vicepresidencia deportiva, en lugar de nombrar a otro inmediatamente, no está relacionada con tapar algo. Si, en cambio, está dirigida a controlar la situación. Y eso no es criticable. Un presidente está obligado a solucionar los problemas o apagar los conatos de incendios lo más rápido posible. Y eso sabemos que no es la primera vez que ocurre en el Barça. Ha pasado muchas veces.

Da la sensación que a muchos de los críticos de Bartomeu les molesta la sonrisa del presidente o su forma de actuar. Pero esa crítica no es de ahora. Desde el mismo momento en que fue elegido por una buena mayoría de socios fueron muchos los que se dedicaron a desprestigiarlo. Y hoy en día observo que esa caverna mediática pone el grito en el cielo cuando Bartomeu convence a De Jong para que fiche por el Barça, y a Mirotic para que potencie el equipo de baloncesto. Todas son buenas noticias para la afición. El Barça está reforzando todas sus secciones para intentar ser el mejor club del mundo. Pero eso no es la noticia. La noticia es que está jugando con fuego, que se puede quemar todo y el presidente corre el riesgo de volar por los aires. ¡Vamos!

Imaginemos por un momento la situación a la inversa. Dimisión del vicepresidente deportivo que arrastra a la renuncia del presidente, que sale corriendo porque todo lo que estaba previsto se viene abajo. No se ficha a De Jong, ni llega Griezmann ni tampoco Neto. No hay fichajes en las secciones. El club entra en el caos. ¿Sería preferible eso? ¿Se alabaría al presidente por su renuncia? No creo. El club está por encima de muchas críticas. Y si algo tiene Bartomeu es que no es un tipo desleal. Todo lo contrario. Él es un presidente leal a los socios que lo votaron.