Ni Luuk de Jong, ni Memphis, ni Dest, ni ningún otro atacante. El primer gol del Barça en esta Champions lleva el sello de Gerard Piqué que tuvo que aparecer en un partido muy infumable donde parte del público acabó silbando al equipo. Y no era para menos.

Nuevamente, el planteamiento de Koeman no se pudo salvar por ninguna parte y el Barça acabó pidiendo la hora ante el Dinamo de Kiev en el Camp Nou. Imposible ganar haciéndolo peor y aunque como táctica para despistar al R.Madrid no está mal, la realidad es que el equipo exhibió su cruda realidad. La apatía de algunos es preocupante.

El Barça sigue navegando sin rumbo y la situación costará de reconducir. Sin embargo la victoria permite a los de Koeman coger aire en la Champions y afrontar el Clásico con dos victorias en la misma semana. Dos victorias contra dos rivales que vestían de blanco. ¿Casualidad? No lo creo, así que ahora que pase el tercero. ¡A por ellos!