Una bomba de relojería llega al Camp Nou. Kevin-Prince Boateng jugará en el Barça cedido hasta final de temporada. A menos que haga maravillas, lo normal será que el club no ejecute la opción de compra por ocho millones de euros que ha impuesto el Sassuolo en el contrato.

No tendría mucho sentido dejar escapar a cambio de un mísero millón de euros –reutilizado, por cierto a un delantero de 23 años valorado en 12 millones como es Munir para, seis meses después de venderlo, gastar ocho millones en un jugador de 31 años. Aunque... peores cosas se han visto.

Lo cierto es que un fichaje así no coincidiría con el modus operandi de Abidal en la secretaría técnica. Desde su llegada, el exfutbolista galo se ha especializado en poner parches a precio de saldo para tapar agujeros con jugadores como Arturo Vidal, Murillo y ahora Boateng. Esa es su función: cumplir hasta junio para luego proseguir su carrera de trotamundos.

El futbolista de Ghana, nacido en Alemania, será recibido con los brazos abiertos en el vestuario del Barça. No en vano es un jugador popular, talentoso y necesario para el equipo mientras Luis Suárez no tenga un recambio de altura en la plantilla.

Pero su papel no será fácil: llega al mejor equipo del mundo, seguramente sabiendo que tendrá muy pocos minutos, que la presión del Camp Nou puede más que asfixiante y con un amplio currículum de trastadas a sus espaldas. Los guiños al Madrid y su imagen fumando con una cerveza al lado antes de un control antidopping son algunas de sus 'jugadas' más polémicas.

En la cúpula del club existía cierta división con este fichaje. Había opciones más interesantes, que gustaban mucho más que Boateng, pero la situación del mercado no era sencilla. Por eso se ha terminado imponiendo. El destino brinda una nueva oportunidad en un grande al delantero africano.

El resto está en sus manos: hacer como Arturo Vidal y renunciar a los malos vicios del pasado para centrarse en sumar, o dejarse llevar por la mala vida, como le ocurrió a Arda Turan, futbolista de enrome talento que ponía mucho más interés en la ruleta del Casino que en los entrenamientos.