El madridismo, que lleva dos meses de vacaciones, ya tiene algo que celebrar esta temporada en Cibeles. El Barça, quién lo iba a decir, se ha encargado de darle al Real Madrid su único título del curso (y qué barato le ha salido a Florentino Pérez): la vergonzosa eliminación de la Champions en Anfield (4-0). ¡Estaba con pie y medio en el Metropolitano tras el 3-0 de la ida! El cuarto gol del Liverpool, el de córner que nadie defendió, es impropio de este equipo. A estas alturas, de nada sirve lo que narraré a continuación. No es consuelo, pero quiero compartirlo de todos modos. Nunca hay que perder la sonrisa.

Alfredo Di Stéfano protagonizó, con los también futbolistas Tucho Méndez y Mario Boyé, la película Con los mismos colores en 1949. El filme es malo, malísimo pero cuenta la historia de tres amigos que comenzaron jugando juntos en un barrio de Argentina y se convirtieron en estrellas del balón, aunque en distintos equipos: River (Di Stéfano), Boca (Boyé) y Racing Club (Tucho). Así, la amistad dejó paso a la rivalidad deportiva (en la cinta, Boyé lesiona, sin querer, a Di Stéfano y se marcha a México, avergonzado y abatido), y también en el campo del amor. Pero se reencontraron en la selección, que está por encima de todo.

El último miércoles, ante el Liverpool, en el Camp Nou, Messi logró algo más (y no es la primera vez). De hecho, si protagonizara una película podría llevar por título Sin colores. Leo deleitó al mundo con su última genialidad, un gol de falta por la escuadra, espectacular, desde muy lejos, que además de bello acercaba (solo acercaba) la final de la Champions. ¡Era el 3-0 al Liverpool en las semifinales!

Los exfutbolistas ingleses Gary Lineker y Rio Ferdinand, que estaban de comentaristas en el Camp Nou, alucinaron con ese gol. Se quedaron con la boca abierta. Brincaron. Gritaron. Se abrazaron. Sabían que habían visto una obra de arte. Y no había colores. Dio igual que Leo agujerease la red del equipo red, con el que, en teoría, tenían que ir. Lo mismo ocurrió con la prensa británica: se rindió al 10 en su siguiente edición. Los periódicos pusieron a Messi de genio para arriba. Eso es lo que quiero destacar. Lástima de desenlace.

Al margen de las rivalidades puntuales, y de la eliminación de la Champions, lo que ha conseguido Messi, eliminar los colores, lo han logrado muy pocos futbolistas a lo largo de la historia. Entre ellos, seguramente, Ronaldinho (¿recuerdan cómo fue aplaudido en el Bernabéu?), Andrés Iniesta (un mago del balón y autor del gol que ha dado a España su único Mundial hasta la fecha), Xavi Hernández (que se ha retirado esta semana entre elogios de todos los sectores) e Iker Casillas (que, pese a su última etapa en el Real Madrid, algo turbia, se ha ganado el corazón de todos, y todos le han mandado fuerzas al suyo después del susto que nos ha dado).

Pues sí. ¡Vaya semanita! Comenzó el pasado miércoles con Messi en modo destructor en la Champions y terminó este martes, con el Barça en la lona de modo incomprensible. En estos siete días, Leo se ha quedado otro año sin la Orejona, Xavi ha anunciado que cuelga las botas, y Casillas ha vuelto a nacer. Pero con ellos no hay colores que valgan. Han dado muchas alegrías a todos los aficionados al fútbol. Hay que estar satisfecho de haber coincidido en el tiempo. Y la Champions... otro año será.