Es una evidencia que el fútbol femenino debe tener el reconocimiento del masculino. Pero no hace falta poner el espejo en la guerra de sexos que puede suponer sino fijarse en modelos como el de Estados Unidos, donde la selección femenina es todo un referente, también en números de audiencia televisiva. Esta no engaña e incluso registra mejores cifras que las mismísimas finales de la NBA cuando se trata de partidos tan relevantes como la final de un Mundial. Y, dicho esto, vamos a nuestro terreno, el que nos queda más cerca: el clásico femenino que se disputará en el Camp Nou el próximo 30 de marzo a las 18.45 horas. Desde que anunciaron que este Barça-Real Madrid se disputaría en el estadio mayor del club, la semana pasada, se asegura desde el club que se han agotado las 85.000 entradas puestas a la venta, una cifra récord para un partido que corresponde a los cuartos de final de Champions.

Sin utilizar el verbo “engañar”, me deben permitir que esta información parezca extraña. El fútbol femenino va ganando terreno pero no se debe hinchar con titulares que, a veces, no parece que vayan en paralelo a la realidad. Del 0 al 10 no se puede pasar y en este camino está el deporte femenino. Este titular me recuerda al que se dio, en su momento, con el fichaje de Cruyff como seleccionador catalán. Aseguraron que se llenaría el estadio y, finalmente, la gran mayoría de las entradas no fueron compradas. No entro en paralelismos, tan sólo quiero constatar que el fútbol femenino se debe fomentar por sus propios méritos y respetos, no por hincharlo de forma exprés.

Y otro detalle: el fútbol son valores, lo hemos podido ver con la futbolista del Atlético de Madrid Virginia Torrecilla, quien tras 683 días luchando contra el cáncer, volvió a vestirse de corto en la final de la Supercopa de España ante el Barcelona. La foto final que tuvimos de ella en el campo es de piel de gallina. Pero permitidme un breve apunte: el fútbol femenino no es solo un escaparate de principios, solidaridad y buen hacer. También es rivalidad, repeticiones de goles e incluso disputas deportivas. En esta normalidad es la que confío para que sea algo más que un cuadro bonito.