De Ligt me parece un jugador de época, un jugador llamado a hacer historia. 19 años, capitán del Ajax y con un carácter impropio de su edad. Contundente cuando se trata de defender, elegante cuando tiene el balón en los pies y con mucha personalidad. Es de los que no se esconde. Muchas virtudes y sólo un defecto: su representante Mino Raiola.

El Barça quiere a De Ligt, De Ligt quiere el Barça y el Ajax está prácticamente de acuerdo en las cifras del traspaso. ¿El problema? Lo que pide Raiola. El pizzero se vuelve a cruzar en el camino de los culés y lo hace pidiendo una ficha desorbitada para un jugador que todavía tiene mucho camino por recorrer.

Ahora pide un sueldo astronómico. En un par de temporadas será la renovación y, quien sabe, si antes de terminar su contrato forzará un traspaso para volverse a embolsar un buen pellizco. Con Raiola, De Ligt no está en buenas manos, el pizzero es el único que lo puede privar de una carrera legendaria en el Camp Nou. Está tensando demasiado la cuerda, que tenga cuidado que la paciencia del Barça también tiene un límite.

Setién-Barça: cuando el amor no corresponde

Racing de Santander, Polideportivo Ejido, Logroñés, Lugo, Las Palmas y Betis. Sin menospreciar a ninguno de estos equipos, el currículum de Setién no me ofrece suficientes garantías de poder afrontar el reto de dirigir a un equipo como el Barça.

Está bien que se deje querer por el Barça, no es la primera vez que le escuchamos, pero entrenar al Barça son palabras mayores. No basta con llegar a unas semifinales de la Champions y en ocasiones tampoco basta con un doblete para dejar satisfecho al aficionado. Le ha pasado a Valverde

Por mucho que practique un juego que concuerda con el estilo más tradicional del Barça, Setién no me parece una opción real, al menos a estas alturas. No lo veo con el carácter necesario para poder dirigir un vestuario como el azulgrana, no lo veo capaz de hacer creer en sus ideas a jugadores como Messi, Piqué, Suárez, Dembelé y compañía. La credibilidad y el poder de convicción son aptitudes básicas en un vestuario como el del Barça.

Y sin querer restar méritos a un pedazo de entrenador como Setién, que allí donde ha ido ha hecho milagros, no creo que el Barça sea su lugar, al menos a corto plazo. Mucho tendrían que cambiar las cosas para que Setién termine ocupando el banquillo del Camp Nou en este juego de tronos que puede acabar decidiendo la final de la Copa del Rey.

La Liga no está al nivel de la Premier 

Se cierra la Liga 18/19 y se cierra  con unas sensaciones muy similares a las del curso pasado. La competición doméstica no ha tenido un rival a la altura del Barça, la Copa acabará de darle valor a la temporada y la Champions ha vuelto a quedarse un sueño imposible.

Pero centrémonos en lo conseguido en la Liga. El Barça ha sido campeón por octava vez en once años, un hito a la altura de muy pocos, de nadie. El Barça ha sido capaz de sacarle 11 puntos al segundo, el Atlético, y 19 puntos a un Real Madrid que este año, y como también ya viene siendo tradición, no ha presentado batalla.

La tiranía de Messi se continúa extendiendo hasta límites impensables. El argentino ha vuelto a ser el faro que ha iluminado el camino azulgrana pero a pesar de Messi y la diferencia de puntos entre los tres aspirantes, que nadie se piense que ganar la Liga ha sido fácil. Hay que estar muy fino cada semana. Es necesario motivarse en ambientes y campos poco apetecibles. Nadie regala nada y la realidad es que el Barça se ha convertido en el rey de ligas de este siglo.

De todos modos, no es oro todo lo que reluce. La reflexión que nos podríamos plantear es si esta Liga es suficiente para mantener el nivel competitivo en Europa. Las finales europeas este curso tienen otro sello, es el sello de la Premier.