Siendo candidato, el actual presidente del Barça defendía que las elecciones debían celebrarse en enero, tal y como estaban previstas, aunque estábamos en plena ola expansiva del covid y con confinamiento comarcal porque debían “tomarse con urgencia decisiones estratégicas”.

Laporta y su junta llevan más de tres meses en el cargo. En la planificación deportiva del primer equipo se han ejecutado las operaciones que ya estaba planificada por Ramón Planes, que eran traer gratis al Kun Agüero, Eric García y Memphis Depay, y recuperar al lateral Emerson del que ya se poseía el 50%. Sin embargo, la estratégica renovación de Messi no se ha producido todavía aunque parece que no tardará en materializarse. Ni tampoco ha habido ningún traspaso importante que aligere la masa salarial o se haya negociado una rebaja generalizada de salarios que sí han introducido otros clubs. Koeman también continúa aunque su imagen haya quedado erosionada por las dudas públicas del presidente. 

Los tres meses de Laporta más bien han servido para desmontar lo que parecía funcionar. Los dos entrenadores que han ganado la champions y el triplete, Lluís Cortés del femenino, y Xavi Pascual del balonmano, no seguirán. El primero no ha dado explicaciones y con el segundo se ha producido un ignominioso sainete de reproches en la prensa por culpa de uno de los asesores del presidente. También se ha desmontado la estructura directiva del baloncesto que había conseguido formar una plantilla espectacular. Y se ha despedido al exitoso entrenador del B, García Pimienta, que era un ejemplo de técnico formador y de buenos resultados, y a todo el organigrama del fútbol formativo, con los eficientes Roura y Altimira, cuando 13 de los 15 equipos han conquistado su liga. Los exjugadores que son símbolos, Amor y Barrufet, han sido también despedidos por la puerta de atrás. 

En el plano económico, no se ha vendido el 49% del Barça Corporate a pesar de que habían ofertas de 250 millones sobre la mesa, tampoco se han activado todavía las muchas categorías de patrocinio que dijeron en campaña que estaban por comercializar. Económicamente, solo se ha pedido un préstamo de 525 millones a Goldman Sachs que ya estaba negociado anteriormente.

Patrimonialmente, en lugar de entrar las grúas para empezar las obras del Espai Barça están empezando a mover edificios de sitio en los proyectos lo que supondrá otro inmenso retraso. Y socialmente, han abierto la puerta de par en par a que haya nuevos socios sin ningún control ni restricciones. Y tienen a las peñas enfadadas porque han despedido al director general de la Confederación cuando le quedaban pocos meses para jubilarse y sin consensuar la decisión.

Es evidente que se han encontrado un club en dificultades pero también es cierto que las decisiones estratégicas urgentes que había que tomar están todavía pendientes.