Dudas, muchas dudas se ciernen sobre el Barça a escasas horas de que se dé el inicio del primer partido de la Copa del Rey frente al Real Madrid en el Camp Nou. El empate ante el Valencia volvió a sacar los colores a un equipo que se vuelca en ataque y que sufre en exceso los espacios a la espalda.

El Madrid ganó sin oposición al Alavés, y dio continuidad a su racha. Pero las dudas, más allá del juego azulgrana y de algunas facetas defensivas todavía por mejorar, se ciernen sobre la presencia de Leo Messi en el verde. Que la eliminatoria sea frente al eterno rival es un dilema en sí y una presión añadida que no beneficia al Barça.

La contractura muscular sufrida ante los chés puso el corazón en un puño al barcelonismo, y aunque desde el club hacen un llamamiento a la calma, el calendario tampoco acompaña. Febrero es un mes crucial para el futuro del conjunto que dirige Ernesto Valverde y a doble partido la lógica invita a ser precavidos.

La eterna pregunta

La pregunta es: ¿Debe jugar Messi el clásico de Copa? Bien es cierto que Leo ya no tiene 20 años. Se conoce a la perfección y no pondrá en riesgo su integridad por un partido. El problema es que el capitán siempre quiere estar en el verde y más si se trata de jugarse medio pase a una final contra el eterno rival. Hay varios escenarios posibles, pero si la Copa no es una prioridad y no está al 100% Valverde debe apostar por sentarle en el banquillo. 

No sería la primera baja de Leo esta temporada, y en la Liga el final ya se conoceç: manita histórica y los tres puntos en el Camp Nou. Messi presenció junto a su hijo Thiago y el brazo en un cabestrillo la goleada de su equipo, pero también hay otras lecturas posibles. Mientras el equipo respondió como nunca durante su baja, no favorece que el argentino esté presente en el banquillo. En ocasiones, parece que todos esperen a que inicie los ejercicios de calentamiento para saltar al campo y si el Barça regala 60 minutos al Madrid, la eliminatoria puede ponerse cuesta arriba. El Madrid ha mejorado notablemente, aunque tampoco enamora, pero su ambición por la Copa --que lleva en las vitrinas del Camp Nou cuatro años consecutivos-- es una motivación extra. Y más si se tiene en cuenta la clasificación en la Liga.

Por otra parte, el 'efecto Messi' asusta a los rivales, que le observan sentado en el banquillo, pero relaja y adormece a sus compañeros esperando la entrada en acción de su magia y visión de juego. Es un arma de doble filo que solo se puede medir a toro pasado. 

Salir con un once de garantías sin Leo se antoja como la mejor apuesta de Valverde, si el argentino no está al 100% o tiene riesgo de lesión en una zona que ya le ha jugado malas pasadas. Hay partido de vuelta y el domingo vamos a Bilbao, un campo más que difícil contra un rival más que necesitado. La Copa importa, pero en el horizonte asoma la Champions. Si a todo no se llega, deben decidir. A veces no se puede tener todo en esta vida. 

Hay equipo de sobras y ambición para regalar para que sin Leo se pueda viajar al Bernabéu con una renta favorable. Si Leo está bienvenido y si no, pues se le espera.