El futuro, ya lo decía Joe Strummer, no está escrito. ¿Qué será de nosotros dentro de un mes? Ya veremos. ¿Y laLiga? Pues, lo mismo. Como en España nos peleamos por todo, a nadie extraña que los presidentes de la Liga de Fútbol Profesional y de la Federación Española de Fútbol se sigan tirando los trastos. Ambos coinciden, eso sí, en su deseo de que la temporada pueda terminar de la mejor manera posible y que el campeón se decida en el campo. Así debe ser.

Citando ahora a Valdano, “el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes”. Ahora toca confinarse en casa y ser solidarios. Mientras, nos podemos entretener con posibles fichajes para el verano u otros asuntos más propios de la ciencia ficción que de la realidad. Pero de la ilusión también se vive.

El estado de alarma, parece claro, se prolongará en España. Podemos especular todo lo que queremos con el regreso de la Liga y la Champions, pero certezas no hay. ¿Volverá la competición en abril? ¿En mayo? ¿Volverán a jugarse partidos de Liga antes del 30 de junio? ¿El Barça debe ser campeón de Liga? Personalmente pienso que no.

El Barça, cierto es, ha hecho más que el Real Madrid para ser líder. O mejor dicho, ha fallado menos. Pero no se puede premiar a un equipo cuando faltan 11 jornadas de Liga y la distancia es tan corta (dos puntos). Mucho menos este año que los dos grandes fallan más que una escopeta de feria, pero tampoco en otras circunstancias. La Liga debe jugarse hasta el final. Otra cosa será la resolución de los ascensos de Segunda a Primera y los descensos. Contentar a todos sería imposible. ¡Menudo pollo nos espera si la resolución debe tomarse en los despachos!

Por pitote, no obstante, el que habrá en Inglaterra si la temporada se anula y el Liverpool se queda sin una liga que persigue desde hace 30 años. Los reds suman 25 puntos más que el Manchester City y los improperios al coronavirus deben ser sonados en Anfield. Barça y Madrid, mientras, hacen bien en estar calladitos. Su temporada ha sido una auténtica pesadilla.