Un tuitero que utiliza las redes sociales para aportar datos significativos, y no se dedica al insulto constante ni publica mentiras, recordó que el Barça es el equipo que más veces ha estado en la ronda de cuartos de final de la Champions. Para cualquier institución deportiva estar entre los ochos mejores del mundo tendría que significar un éxito. Para el Barça, no. Aquí el entorno solo valora los títulos, pero además exige que sea sin dolor, a ser posible con brillo, lucecitas de colores y serpentinas. Pero es que, además, es posible que ganar la Liga y la Copa, como ha pasado más de una temporada, tampoco deje satisfecho al entorno que día tras día parece desear la derrota del equipo para reventarlo todo. Esta situación resulta anómala en cualquier otro club.

El Barça es el único club del mundo que vive toda su vida al filo de la navaja, al borde del abismo, mojado en gasolina, con los pies encima de una mina. Hace unos días leía un excelente artículo sobre la palabra hecatombe, a propósito de una declaración del ex jugador Julio Salinas en la que mencionaba la palabrita de marras para definir lo que significaría que el Barça no eliminara al Napoli. Decía el articulista que esa palabra se usa poco, pero seguramente porque no sigue las crónicas deportivas del Barcelona. Desde que se fue Pep Guardiola, la institución vive esperando el apocalipsis o la hecatombe. Si no ganaba a los italianos, en el Barça iban a temblar los cimientos. Pero el equipo se metió en Lisboa. Eso sí, sufriendo --porque para algunos hoy en día todos los partidos se ganan como el Liverpool, la Premier--, y eso, también, gracias a Messi –como si el argentino no fuera del Barça.

Y ahora, a esperar el viernes, y otra vez con el miedo en el cuerpo, con el temor que una derrota acabe con el prestigio de un equipo que ha luchado por la Liga hasta el último momento, y que está entre los ochos mejores de Europa, en una temporada en la que no ha estado fino.