Empresas importantes apuestan por expedientes de regulación de empleo que ya afectan en Catalunya a más de 25.000 empleados, grandes almacenes hacen lo mismo, palacios culturales bajan el telón, compañías de aviación reducen sus vuelos porque ya nadie viaja, los restaurantes apagan los fogones, los hoteles ofrecen sus camas para los enfermos, los colegios han mandado a sus alumnos y profesores a casa, los torneos de tenis han sido suspendidos, las ligas de todos los países han quedado paralizadas como la Champions, la Copa Libertadores, la NBA. Y las calles están vacías. De repente el mundo se ha paralizado. Solo hay vida en las clínicas, en los hospitales. Pero ahí también vive la muerte.

Que todo esto esté pasando sorprende por la virulencia del virus que nos ha invadido. Son medidas que intentan prevenir que haya más infectados, pero en los hospitales se echa de menos material sanitario para que los profesionales que atienden a los enfermos puedan ejercer su trabajo sin correr mayores riesgos. Todo el mundo se está poniendo las pilas. Desde los que obedecen a la consigna de quedarse en casa hasta los que intentan ayudar a los desamparados.

Después de la crisis humanitaria, que se llevará muchas vidas, está prevista una económica que notaremos todos, entre ellos el deporte en general y también el FC Barcelona. Y de la misma manera que uno aplaude las obras que llevan a cabo algunos futbolistas, como Leo Messi, cuya fundación colabora en la construcción de un hospital para niños enfermos de cáncer, y también las campañas en las que ayudan a que los ciudadanos se queden en sus casas. Todo eso está bien. ¿Pero por qué entonces no pedirles que tengan un gesto mayor en estos momentos, en los que no juegan, en los que su club no percibe ningún ingreso, y ofrezcan una rebaja de su sueldo o la renuncia del mismo durante los meses que dure la crisis?

Hay quien ha puesto el grito en el cielo al filtrarse que el Barça estudia la posibilidad de pedir a los futbolistas una reducción de sus salarios, alegando que esta directiva se da el lujo de anunciar que es el club con mayor presupuesto del mundo y también de mayores ingresos. Bien. Pero todo eso en tiempos en los que el COVID-19 no había aparecido en nuestras vidas. Hoy, lo que yo deseo es que sean ellos, los futbolistas del Barça, los que ofrezcan esa rebaja o renuncia, y no que se sientan presionados por el club. La afición y la ciudadanía estarían aplaudiéndoles toda la Vida.