Sin tener nada en contra de Ferran Torres, al contrario, pero cuando vino teóricamente tenía que meter él los goles y ha sido, en todo caso, el Manchester City quien ha metido el gol de la vida al Barcelona. Otra vez.

La política de fichajes actuales tiene algunos logros tímidos como sacarse de encima Coutinho o la carambola de Aubameyang pero todo ello queda en un segundo plano cuando pensamos en Ferran Torres. Basta de decir que el Barcelona ha fichado un jugador de futuro. Vino por 55 millones más 10 en variables. Y el City, con esta operación, amortizó un jugador que fichó al Valencia en el 2020 por poco más de 20 millones. Está claro qué club ganó con la operación. Y rematamos y sentenciamos esta premisa si, echando la vista atrás, miramos los números que ha firmado el jugador: 7 goles, 2 de ellos de penalti, de los 26 partidos que ha disputado. ¿Alguien me puede decir dónde está el killer que tanto prometieron?

Por todo ello, dos conclusiones. La primera es que un City que depende de los petrodólares de los Emiratos nunca se saca las piezas más buenas de su equipo por una sencilla razón: están forrados y no tienen necesidad de hacer negocio más allá de satisfacer sus caprichos al precio que sea. Como el PSG, ya lo hemos visto con Mbappé. Así que si este perfil de clubes se sacan a alguien de encima es porque no les satisface ni es un número uno. Y segunda conclusión: más allá de Guardiola, el City está trufado de catalanes, barcelonistas e incluso grandes excompañeros de Laporta en el pasado como su mismo CEO, Ferran Soriano.

Vale que el negocio es lo que cuenta pero, ¿era necesario que quién colara un gol con el fichaje fuera precisamente un club con tantos sentimientos y estima hacia el Barcelona? Basta ya de reírse en la cara del Barcelona, su historia se merece más. Pero tampoco pediré tanto. Si de momento alguien me puede responder qué interés REAL motivó el fichaje de Ferran Torres ya me daré por contenta. Pero que no nos engañen más, gracias.