Para progresar tenemos que dejar de tratar a nuestros oponentes como enemigos”. Esta es una de las grandes frases pronunciadas por Joe Biden la noche que salió elegido presidente de Estados Unidos, en un discurso lleno de esperanza hacia su pueblo y que podría ser considerado una lección de optimismo e ilusión para familias y especialmente para el mundo político. Y también para lo que afrontará el Barça en los próximos meses como institución.

Biden también habló de acabar con satanización que se instaló en su país, con dejar de despreciar al rival, con bajar la temperatura y abandonar la retórica dura. “No vengo a dividir, sino a unificar”, dijo. Ni Estados azules ni Estados rojos. Estados Unidos. “Vamos a darnos una oportunidad”, reclamó con la humildad de un hombre que a los 78 años ha vislumbrado que la única forma de progresar es desde la unidad de un país.

Y ese es el gran desafío del barcelonismo en la próxima convocatoria para elegir el presidente del club. El elegido tiene que ser una persona abierta al diálogo, un hombre dispuesto a hablar directamente con los oponentes, y no a través de las redes sociales como funcionan ahora, sino un tipo capaz de sentarse frente a frente para oír y ser escuchado de forma directa. 

Como soñar no cuesta nada, sueño con candidatos a la poltrona azulgrana que si pierden no amenacen con llevar el club a los tribunales, que no salgan corriendo sin dar la mano al vencedor ni hablen de fraude. Candidatos sin rencores, que entierren el odio y las ganas de venganza. Aspirantes que en sus programas lleven la bandera de la unidad. De momento, hemos visto que entre los candidatos a presidir al Barça hay más Donald Trump que Joe Biden. Solo Emili Rousaud escribió un artículo el mes pasado un artículo en el diario Sport en la que hablaba de unir a todo el barcelonismo, pero también es verdad que en su contra tiene haber acusado a la anterior junta sin prueba alguna de meter mano en la caja.

Pero ojalá de entre todos los aspirantes salga un Joe Biden o, al menos, alguien que acabe con la demonización instalada en el club.