Siempre me han parecido injustas las críticas que reciben los porteros de fútbol. Un fallo de Marc-André Ter Stegen no es analizado de la misma forma que un error de Ferran Torres, por poner el ejemplo más próximo. Resultan desmedidos los ataques que está recibiendo el guardameta alemán durante la presente temporada. Hay comentarios en las redes que reclaman la jubilación y la consiguiente sustitución de Ter Stegen bajo la acusación de que ya no “para como antes”. La exigencia es total, tanto que para muchos el portero tiene la obligación de pararlo todo. Y no solo en un partido. Siempre. Todo lo contrario que sucede con un delantero.

Ferran Torres, por ejemplo, desde que llegó ha jugado la mayoría de partidos de titular, ha tenido infinidad de oportunidades para ser el goleador del equipo, pero no ha estado afortunado. Sin embargo, el fichaje estrella del mercado de invierno no es castigado con la misma crueldad con la que se ataca a Ter Stegen. Todos sus fallos son perdonados bajo la excusa de su juventud, la falta de adaptación y esa sequía que acostumbran a tener los delanteros que viven del gol. Es el trato correcto que merece un jugador del que se espera mucho, pero también el mismo que merece Ter Stegen.

Ante el Elche, Ferran Torres abrió el camino de la victoria azulgrana y más de un comentario en las redes lo señaló como el protagonista de la victoria. Pero Ter Stegen realizó un par de paradas que evitaron el empate del Elche y la felicitación de sus compañeros. Siempre he pensado que para ser portero hay que estar un poco loco porque no hay puesto más ingrato que ese. Y hoy en día hay aficionados del Barça que son injustos con Ter Stegen, menos mal que Xavi Hernández mantiene la confianza en él.