Nunca he sido partidario de los que intentan vender la historia interesada de que en el FC Barcelona hay dos clubes: el de la directiva y el del terreno de juego. Por mucho que se empeñen no hay que recoger ese trapo sucio. Tanto si gana como si pierde, siempre ganan o pierden Valverde, Messi, Bartomeu, la afición: el Barça.

Este mismo Barça está mirando al futuro. Como tiene que ser. La actual directiva ha encargado a su cuerpo técnico que observe el mercado y mire de renovar una plantilla que sigue dando el máximo rendimiento pero que no será eterna. Al mismo tiempo, por fuera de la directiva ya hay socios que han empezado a prepararse para las próximas elecciones del 2021 o por si acaso esta junta hace una convocatoria antes del tiempo previsto. Y nada de lo que están haciendo, unos y otros, es criticable. Hay que entender que todo es por el Barça.

Dentro de los ajustes de la plantilla los medios de comunicación, en su mayoría, discuten entre los que piden a gritos el ascenso inmediato de Riqui Puig y lanzan una defensa a ultranza de la cantera, y los que están pidiendo que se fiche a las dos jóvenes promesas del Ajax, De Jong y De Ligt. Y hay quien pide las dos cosas, sin importarles que el Barça acabe siendo un equipo tan joven como inexperto o débil.

Pero sí me llama la atención el interés que ha demostrado De Jong, y su familia, por venir al Barcelona. Y al preguntarme cuáles pueden ser las razones por esa inclinación se encuentran varias respuestas. El Barça es el club preferido de los holandeses, por culpa de Rinus Michels, Johan Cruyff, Neeskens, Rijkaard y tantos otros que han pasado por el vestuario del Camp Nou.

Pero, en este momento, creo que la razón más poderosa que marca la predilección de los De Jong no es otra que la de poder jugar en el equipo de Leo Messi, hacer una pared, celebrar un gol, participar en un rondo con el mejor jugador del mundo. Si a los que lo vemos jugar nos enamora, me imagino a un joven futbolista. Eso tiene que quitar el sueño, tiene que hacer trempar a cualquier futbolista. Por eso quiere venir De Jong al Barça. Sabe perfectamente que todavía hay tiempo para aprender de un maestro como Messi. No hay otro club en el mundo que ofrezca esa posibilidad. El Madrid, al que le pesa su historia, no tiene a ningún jugador que provoque esa ilusión. Esa esperanza solo la ofrece el Barça de Messi, Valverde, y de la actual junta de Bartomeu.