El partido contra el Mallorca tan sólo sirvió para hundir, más si cabe, a Jordi Alba y Gerard Piqué. Hoy he cambiado el orden de estos dos jugadores para que luego no se diga que hay una fijación especial en una u otro. El Barcelona ganó, es verdad, pero con un juego tan aburrido que era mejor seguirlo por Twitter leyendo los comentarios que verlo con nuestros dos ojos por la televisión.

Lewandowski y Ter Stegen volvieron a marcar las diferencias y, finalmente, el triángulo de oro con Pedri tuvo que salir para salvar los muebles. Pero entre estos tres, hay una defensa que daba pena. La cuestión no era sacar a Marcos Alonso ni hacer experimentos muy extraños, sencillamente dar una oportunidad a las teóricas vacas sagradas para que, ellos mismos, se retratasen. ¿El resultado? El juego de Alba y Piqué fue más aburrido que ver sus dos caras en el banquete pisando el césped como dos vacas.

Realmente Xavi es muy listo y, ahora, ya no pueden venir quejándose o lamentando que no juegan ni a la petanca. Entre tanto, la vida es así: un día eres jugador indiscutible y, al otro, las sobras de un menú para el que ya no cuentan en los grandes banquetes como el de Champions. El partido contra el Inter tiene empaque, aunque es un rival menor. Pero sólo por ello, por el hecho de ser una noche Champions, Xavi cuenta con los mejores. Como dice la canción: “Tuviste una oportunidad y la dejaste escapar”. Y entre tanto, un dato no menos relevante: las tres tarjetas amarillas que vio el Barcelona por una del Mallorca. Realmente fue un juego aburrido… Y muy absurdo.