La temporada entra en su recta final y el gran objetivo del Barça es amarrar una de las plazas que dan acceso a la próxima edición de la Champions League. Esta es la realidad actual del equipo. Pero también llega la hora de pensar en reforzarse para la próxima campaña, de confeccionar una plantilla ganadora y que no sea muy cara, que las arcas están tiritando. La parte positiva es que, pase lo que pase, aunque cierre un mal año, el conjunto azulgrana tiene tirón y son muchos los que quieren jugar en él; del mismo modo, sus futbolistas son muy golosos tanto para las marcas… como para los delincuentes

Los futbolistas de primer nivel ganan mucho dinero. Algunos no lo esconden, hacen ostentación de ello con casoplones laberínticos y cochazos que solo sirven para presumir. Otros, en cambio, son más modestos, pero a los maleantes les importa poco: todos están en el mismo saco, el de jugadores y, por lo tanto, millonarios. En este sentido, no son pocos los robos que han sufrido en sus casas los ases del balón –de hecho, hay bandas especializadas en estos objetivos–, pero hay otro dato más sorprendente: el Barça ha sufrido tres secuestros o intentos de rapto en primera persona. No hay nada igual.

El caso más recordado es el de Quini, secuestrado en 1981 por unos aprendices de delincuente que se llevaron al goleador a la fuerza en mitad de una crisis por falta de trabajo y esperando cobrar un rescate. Lo tuvieron retenido en un sótano de Zaragoza durante casi un mes, hasta que dieron con él. La angustia fue tremenda. Años antes, sin embargo, un sujeto ya había tratado de hacer negocio con Johan Cruyff, a quien asaltó e inmovilizó en su propia casa, pero su mujer logró escapar y pedir ayuda, por lo que todo quedó en un susto. Corría septiembre de 1977 y el individuo tenía preparada una furgoneta con un colchón para raptar al Flaco. El último acontecimiento conocido lo sufrió Iván de la Peña en 2001, cuando un conductor lo siguió hasta un párking, aunque Lo Pelat pudo darle esquinazo y denunciarlo a la policía. El sospechoso tenía antecedentes penales y poco antes había encerrado a un hombre en el maletero para robarle las tarjetas. 

Es cierto que jugadores de otros equipos, como el mismo Alfredo Di Stéfano (Real Madrid), también han sufrido secuestros en sus carnes, pero sorprende que ningún club como el Barça haya registrado tantos sucesos de esta índole. Sin duda, los jugadores azulgranas son muy golosos, pero, por suerte o por desgracia, cada vez son más inaccesibles. También para los delincuentes.