La directiva del Barça ha fichado a Ronald Koeman. El todavía presidente Josep Maria Bartomeu se piensa que con el hombre que marcó el gol de la victoria contra la Sampdoria que dio el ansiado título que los seguidores azulgranas perseguían desde hacía años, vuelve la ilusión. Pero un gran jugador no significa que sea un gran entrenador. Y bien que lo saben en el Valencia donde la actitud del técnico deja mucho que desear. Y es que Koeman, todo un dandi, es como Kluivert: le gusta demasiado la buena vida, en todos los sentidos. Por eso tuvo que salir por la puerta de detrás del club valencianista. Además, tampoco es lo mismo entrenar una selección que, aunque sea la holandesa, trabajas como máximo tres meses al año, que hacerlo en un club como el Barça. Y todavía menos en esta situación tan crítica. De entrada, me atrevo a abrir una porra: veremos si los entrenos son por la mañana o sorprendentemente pasan a la tarde. Seguro que a más de uno ya le irá bien. Los jugadores están acabados desde hace tiempo: empezaron empalmando las fiestas de Ibiza con los entrenos y han terminado de vacaciones en Ibiza antes del tramo final de la desastrosa Champions. Bonita metáfora. Con Koeman, la fiesta está asegurada. Pero, ¿qué pasa con el campo?