Ser del Barça implica tener que escuchar y aguantar demasiadas tonterías últimamente. Faltas de respeto constantes desde algunos medios de comunicación, especialmente con base en Madrid, aunque a veces también en Barcelona. A Ronald Koeman hay demasiada gente que le tiene muchas ganas, pero este sábado les ha vuelto a callar la boca

Es cierto que al entrenador holandés le ha costado coger el mando de la nave blaugrana. Es lógico teniendo en cuenta que llegó en un momento crítico tanto a nivel deportivo, con la hecatombe de Lisboa, como económico, donde todavía no le han fichado a ni un solo jugador pedido por él. Entró con mal pie debido a su conversación con Luis Suárez, que luego ocasionó la crisis con Messi. Pero se ha sabido imponer a los malos momentos con una mezcla de mano dura y comprensión que le ha servido para ganarse al vestuario, incluido el propio Leo, a quien admira profundamente. 

Muchos dicen de Koeman que lo mejor que hace es hablar en sala de prensa, a pesar de su lenguaje cruyffista para dar patadas al diccionario español. Por suerte, no es lo único cruyffista que tiene el discurso de Ronald y debe apludirse que, desde que llegó, el Barça ha recuperado muchas esencias del juego alegre y vistoso que nos llevó a la gloria. Por carencias en algunas posiciones, a veces cuesta, pero hemos visto a un Barça que sobre todo ha sufrido por errores infantiles en la retaguardia y por cuestiones como la falta de equilibrio y de puntería. 

Con Koeman al mando se generan muchas ocasiones de gol y, aunque todavía estamos muy lejos del Barça de Guardiola, es injusto cargar tintas contra el entrenador cada vez que van mal dadas. Claro que puede mejorar en la lectura de algunos partidos, o en la realización de cambios, pero en Sevilla sorprendió con un cambio de sistema que le salió a la perfección y calló bocas a los Carreños, Pedreroles y algunos locutores de radios catalanas que parecen tener enfilado al holandés.

La resurrección del Barça no pasa por más cambios de entrenadores, sino por tener paciencia, proyecto y confianza en las personas. Hay que apostar a muerte por las ideas que nos llevaron al éxito antaño y asumir que no llegarán los resultados de la noche a la mañana. A través del cruyffismo que Koeman respira y de un necesario cambio de mentalidad en los jugadores que sufrieron los batacazos ante la Roma, el Liverpool y el Bayern regresarán los éxitos. Las prisas no son buenas y este Barça necesita de todo, menos prisas.