Parece contradictorio, pero no lo es. El FC Barcelona levantará esta temporada una de las Ligas con más épica que se recuerdan en los últimos tiempos. La vigesimosexta de la historia culé. ¡La octava en 11 años! Sin embargo, al mismo tiempo será la Liga más sobría por la facilidad aparente que ha supuesto aventajar a los rivales directos. 

Muy sobrados se han mostrado los azulgranas, embriagados del pragmatismo de un Valverde que no es tan partidario de mimar el balón, que no se queja si no se gana un día la posesión y que no tiene problemas en reconocer que sus jugadores se pueden sentir más cómodos jugando a la contra. Lo importante es la victoria

El Barça del Txingurri juega a ganar jugando, primero, a no perder. La solidez en la retaguardia es innegociable y esa es la principal obsesión de un técnico que no se enfada cuando el balón no entra, ni cuando la fluidez en ataque brilla por su ausencia... pero sí que ha mostrado una cara muy amarga cuando el equipo ha sido excesivamente vulnerable atrás. 

Valverde es de los que creen que se gana desde la defensa y así lo está demostrando. Sin embargo, también ha sabido mantener el pulso competitivo de unos jugadores que a menudo ganan más por carácter que por buen fútbol. Los tres últimos partidos del curso son el mejor ejemplo. 

Espanyol, Villarreal y Atlético de Madrid plantaron cara al Barça pero no pudieron vencerle. En los tres partidos, el conjunto azulgrana anotó goles decisivos en los instantes finales. En el caso de pericos y colchoneros sirvieron para ganar, mientras que en El Madrigal propiciaron un empate cargado de épica

Antaño era el Real Madrid el equipo habituado a los remontadas, a las victorias por casta. Los blancos, que también remontaron este sábado al Eibar, han sufrido todo el curso por la falta de ambición para resolver partidos bloqueados en los instantes finales. El Barça, en cambio, colecciona remontadas

La primera vino contra el Huesca (8-1) y luego fueron las de la Real Sociedad (1-2) y el Rayo Vallecano (2-3), en Liga. En Copa los azulgranas remontaron las eliminatorias ante el Levante y el Sevilla. Los andaluces, que ya habían visto como el Barça les remontaba la Supercopa de España, volvieron a probar la medicina blaugrana en Liga con una exhibición de Messi en el Sánchez Pizjuán (2-4) que también sirvió para reponerse estoicamente. La última volvió a ser contra el Rayo en el Camp Nou (3-1)

Más allá de las remontadas, el Barça ha decidido otros partidos muy ajustados en los instantes finales: contra el Valladolid en primera y segunda vuelta (0-1 y 1-0), contra el Valencia, también por dos veces (2-2 y 1-1), contra el Girona (2-2), contra el Atlético (1-1), contra el Leganés (3-1) y en los tres recientes partidos antes citados ante Espanyol (2-0), Villarreal (4-4) y Atlético (2-0)

Estamos hablando de 15 partidos donde el Barça tenía un resultado adverso y ha logrado, o bien la victoria, o bien forzar un empate. Ello ha sido clave para llegar al tramo decisivo con 11 y 13 puntos de ventaja sobre Atlético y Real Madrid. A falta de siete jornadas, con 21 puntos en juego, el Barça solo necesita sumar 10 tantos para ser campeón: tres victorias más y un empate