Joan Laporta confía en su discurso más populista para salir victorioso de la junta general de accionistas de este domingo. A falta de un plan inicial para rescatar a un Barça muy castigado por la crisis del coronavirus y unos salarios sobredimensionados, el actual presidente pedirá un crédito de 1.500 millones de euros para construir el nuevo Espai Barça, la gran obra del club del siglo XXI y la solución a todos los problemas de la institución.

En los últimos días, Laporta ha intensificado su discurso más catastrofista, cifrando en 1.350 millones de euros la deuda actual del Barça y responsabilizando a Josep Maria Bartomeu de todos los males del club. Razón tiene el abogado barcelonés cuando dice que las fichas de los futbolistas se desmadraron, pero silencia que los salarios de los ejecutivos han crecido en siete millones y que las está pasando canutas para encontrar nuevos patrocinadores. Sin Messi lo tendrá más difícil, por mucho que diga lo contrario.

Laporta, acorralado, espera que los socios validen el nuevo Espai Barça y ahorrarse un nuevo referéndum que sería lo suyo, mucho más democrático. Sorprende que los 815 millones presupuestado por Bartomeu hace unos meses se transformen ahora en 1.500 millones. Más que nada porque el nuevo CEO, Ferran Reveter, aseguró que la reforma del Camp Nou costará 900 millones de euros y el nuevo Palau, entre 300 y 400. Sumando ambas partidas, faltan muchos millones. Demasiados para acondicionar el entorno del campo.

También suplicará Laporta la supresión del artículo 67 de los estatutos para evitar otra agonía con los avales y pedirá el visto bueno para que se puedan hacer nuevos socios del club por vía telemática. El fracaso del Gran Repte, una de las grandes apuestas del primer mandato, no parece preocupar demasiado a un Laporta que busca, desesperadamente, dinero por todas partes. De momento, con escasa fortuna.

Con Ferran Reverter y Eduard Romeu como hombres de confianza en la parcela económica, Laporta acelera con sus recetas. Ingeniosas no lo son mucho, tal vez porque ni él es el mismo de 2003 ni su equipo actual tiene el nivel del que tuvo hace 18 años. Entonces, con más aciertos que errores, supo revertir la situación de un club que atravesaba una crisis económica, deportiva e institucional de campeonato. La actual es parecida, pero mucho más perniciosa, herencia de un equipo que lo ganó todo pero no supo renovarse. El Barça, hace seis años, tocó la gloria, pero no supo protegerse cuando muchos auguraban ya que la caída sería demasiado dura.