Como es lógico y evidente, la mayoría de los jugadores que han vestido la camiseta azulgrana eran y son españoles. Sin embargo, en no pocas ocasiones se ha recurrido a profesionales de otras nacionalidades –no hay más que recordar que el fundador, Joan Gamper, era suizo– para reforzar la plantilla. De este modo, por ejemplo, se ha llegado a Bulgaria (Stoichkov), Mali (Keita), Rusia (Korneyev), Ucrania (Chigrinskiy), Israel (Assulin), Finlandia (Litmanen), Bielorrusia (Hleb), Gabón (Aubameyang) y, por primera vez, Polonia (Lewandowski). Podría decirse, pues, que el Barça ha conquistado un nuevo país.

Efectivamente, Robert Lewandowski, la nueva gran ilusión del barcelonismo pese a que se aproxima al final de su carrera (está a punto de cumplir 34 años), es el primer polaco que jugará en el Barça, aunque se creía que ya hubo uno hace 110 años, Walter Rositzky, que resultó ser alemán. No obstante, Lewy estará como en casa, dado que a los catalanes también se les conoce como polacos –aunque en un sentido más bien despectivo, hay que decirlo–.

Pero ¿de dónde surge esta denominación? Pues la realidad es que hay diversas teorías más o menos lejanas en el tiempo. Algunas, aun así, son más creíbles que otras, y casi siempre están vinculadas a guerras en las que los polacos habrían luchado con los catalanes contrarios al régimen establecido, como en la guerra de sucesión y la Guerra Civil.

A pesar de ello, y aunque son hipótesis verosímiles, hay otra que gana fuerza, y es la que se refiere estrictamente a razones lingüísticas, dado que los catalanes que hablaban entre sí en catalán en los cuarteles españoles parecía que hablaban en polaco para los demás reclutas. Sea como sea, bienvenido, Lewy, y muchos goles y títulos.