El Real Madrid se hunde paulatinamente y el Barça tan solo piensa en ahondar en esa crisis existencial en la que está sumida la entidad de Chamartín. No es para menos. Cinco derrotas contra rivales de media tabla, un examen a vida o muerte frente al Viktoria Plzen --que superaron pidiendo la hora-- y un clásico a la vuelta de la esquina con todos los alicientes para hacer estallar la bomba en la capital. Pero ojo, el Barça no debe pecar de exceso de confianza. 

E Madrid sumó tres puntos vitales para intentar clasificarse como primero de grupo y el Barça tendrá que emplearse a fondo dada la categoría del rival. El Inter de Milán no es moco de pavo y además tendrá un día menos para descansar. El clásico no es un partido cualquiera y los aficionados miran con esperanza la cita del domingo en el Camp Nou

Es un clásico con muchas dudas. Quizás el más extraño de los últimos años. Con mucho en juego, con la misma motivación de siempre, pero con la ausencia de las dos estrellas mundiales. Iba a ser el primer clásico sin Cristiano Ronaldo y, desafortunadamente, también será el primero sin Leo Messi. El argentino es baja tras lesionarse contra el Sevilla y los madridistas se aferran a su victoria en Champions, a la baja del argentino y a la falta de engranaje total de los azulgrana en liga para salvar la cabeza de Julen Lopetegui y remontar el vuelo.

El Barça recuperó su juego frente al Sevilla, uno de los grandes, pero debe disipar las dudas definitivamente contra el Inter y posteriormente con el Real Madrid. El barcelonsimo no las tiene todas consigo y menos con la baja del líder del equipo. Los resultados en Europa marcarán la dinámica del partido y las sensaciones antes del pitido inicial que detendrá el planeta fútbol. 

Y es que pese a que el Barça es líder y el Real Madrid séptimo, las dudas son parecidas. La defensa azulgrana tiene muchas bajas y las cantadas por falta de concentración han regalado goles que de darse el domingo, el Madrid no perdonará. Una situación similar a la que se vive en la línea que lidera y organiza Sergio Ramos, muy cuestionado últimamente y en el punto de mira de todos. Más presión para el capitán en un momento tenso. Una situación a la que se le suma la baja de Marcelo. Falta saber si el brasileño podrá estar el domingo.

La medular del Barça es la única línea que parece llegar mejor preparada. Con la explosión de Arthur como titular, el toque en el centro del campo está asegurado, pero la falta de gol también preocupa. Suárez y Coutinho deberán marcar por ellos y por Messi, pero suplir al argentino no es tarea fácil.

Valverde no está en el foco, pero una derrota contra el eterno rival siempre duele. Además, es una oportunidad única para afianzar el liderato y sacarle seis puntos, esos mismos que el Barça ha rechazado conseguir con sus empates y derrotas frente al Leganés, Girona, Athletic Club y Valencia. La crisis del Madrid ha ayudado al cuadro catalán a maquillar las dudas que todavía despierta el juego azulgrana. La baja de Messi es una mala noticia, pero es una garantía de que los jugadores estarán más atentos y concentrados que nunca. No tiene a su ángel de la guarda para decidir partidos. 

Lopetegui, por su parte, se la juega. Florentino se ha visto obligado a ser paciente. Una cualidad que brilla por su ausencia en su carácter de empresario, pero a la que se vio sometido dada la inmediatez del partido frente a los checos y que superó con dificultades. El técnico vasco está sentenciado. Tan solo un baño al Barça podrían darle algo de margen para comprar tiempo. Si naufraga en casa del eterno rival está acabado. El barcelonismo quiere que continúe, las derrotas del rival sientan genial, pero no hay que olvidar lo que tenemos en casa. La clave del partido pasa por jugar sin pretensiones ni exceso de confianza. La temporada es larga, el Madrid siempre revive y un clásico es un partido aparte. 

Primero toca Champions y luego liga. Dos citas para dar un golpe sobre la mesa y proponer candidatura para todo sin Leo Messi. El Barça, sí puede, debe hacer daño, no puede bajar la guardia.