El caso de Matheus es muy extraño. El FC Barcelona se gastó en su contratación siete millones de euros cuando estaba Abidal al frente de la secretaría técnica. Se trata de un futbolista al que nunca se llegó a presentar en sociedad oficialmente, que se marchó cedido al Real Valladolid donde no fue capaz de convencer, y que el curso pasado solo jugó 17 minutos en partido oficial. 

Pero esto no es todo, si su precio y su paso por el Barça ya habían indignado al barcelonismo, ahora el brasileño quiere echarle más leña al fuego demandando al club por despido improcedente, según informó Radio Barcelona el pasado lunes. ¡Menuda estafa de futbolista! ¿Qué esperaba? ¿Qué le dieran el dorsal número 10 el curso que viene? El mundo está lleno de impresentables.

Visto su pobre rendimiento, su escasa calidad y la falta de interés de otros clubs el Barça ha decidido hacer lo que todos habríamos hecho. Y no es para menos teniendo en cuenta que nadie de la plantilla muestra predisposición para salir. 

Basta ya de jugadores que chupan del bote y se ríen de nosotros. Por muy a gusto que estén en este club y en esta ciudad, a Laporta no le tiene que temblar el pulso para sacar la escoba y seguir con una limpieza más que necesaria. Matheus debería dar las gracias por la oportunidad e irse sin hacer ruido. No todo el mundo puede decir que ha jugado en el Barça y ya solo por eso debería mostrar su gratitud.