Lleva más de un año mareando la perdiz. Exigiendo un contrato de megaestrella y ofreciéndose a todo el mundo, mientras, sistemáticamente, ha rechazado todas las propuestas del Barça después de cinco años de jugar muy poco y cobrar mucho: 12 millones de euros fijos por temporada más incentivos.

La historia de Ousmane Dembelé con el Barça ya empezó torcida. En 2016 rechazó una propuesta del club azulgrana porque no quería competir con Neymar, Suárez y Messi. Entonces, su fichaje costaba 15 millones de euros. Un año después, y tras la marcha del crack brasileño, el Barça pagó las ganas y el gusto: 105 millones de euros fijos y otros 40 en variables.

El rendimiento de Dembelé no ha sido satisfactorio. Las lesiones han sido su peor enemigo, pero también su indolencia, su carácter introvertido, su anarquía en el campo. Dembelé va por libre. Es imprevisible tanto para los rivales como para sus compañeros.

Otro problema para Dembelé es su representante. Moussa Sissoko todavía está dolido con el Barça. No ha perdonado que no cobrara una generosa comisión en 2017.

Desde hace más de un año, Sissoko ha sondeado el fichaje de Dembelé con la Juventus, el Manchester United, el Newcastle, el PSG y el Chelsea, entre otros. De momento, ningún club se ha mostrado receptivo a sus exigencias.

Sissoko, más allá de un generosa comisión, quería que Dembelé ganara 30 millones de euros por temporada. Y tanto ha tensado la cuerda que el futuro del delantero sigue siendo una incógnita. En el Barça todavía alucinan. Mientras el futbolista proclama su amor al club, no rebaja un euro sus pretensiones. Y, de momento, no se sabe donde jugará la próxima temporada.