¿Debe jugar Leo Messi frente al Inter de Milán? Esa es la cuestión que preocupa y motiva por doble partida al barcelonismo. Una cita europea de alto voltaje precedida por un buen resultado en el Camp Nou con la duda sobre el regreso de la máxima estrella azulgrana, algo que se antoja como una puesta apunto para lo que viene, sin necesidad alguna.

El regreso del capitán es vital para el equipo, tal y como ha declarado en repetidas ocasiones Ernesto Valverde y todos sus compañeros, pero hasta la fecha el colectivo ha dado la talla, ha ganado todos sus compromisos y ha superado --al menos en los resultados finales-- la messidependencia que ensombrecía y perseguía al equipo.

El partido frente al Inter es la prueba final para sentenciar el pase a octavos de la Champions League. A falta de tres jornadas para concluir la fase grupos, el Barça podría sellar su presencia entre los 16 mejores clubes de Europa, sin la necesidad que el astro argentino pisara el verde. Su convocatoria parece más una estrategia psicológica contra los nerazzurros que una realidad, pero con Leo nunca se sabe.

Sin prisa, pero sin pausa

El tiempo estimado de baja determinó tres semanas y antes de cumplir los 15 días, Leo ya se ejercitó en algunos ejercicios grupales para no perder el ritmo de competición. Valverde lo tiene claro y tampoco quiere dar pistas al rival: "Hay tres posibilidades o cuatro. Que juegue de entrada, de salida o que se vaya a la grada. Lo que no vamos a hacer es correr ningún riesgo. Tenemos que esperar al entrenamiento. Leo está en ese punto en que podría estar disponible. Nos dimos de margen el entreno de hoy".

Unas declaraciones llenas de sensatez --muy habituales en el técnico extremeño-- pero que asustan a una gran parte de la hinchada que ve innecesaria su aparición. Todos queremos que juegue, pero sin riesgos de esta índole. Estas precauciones caerán en saco roto si Leo juega y no recae, pero pueden cambiar la perspectiva del calendario azulgrana en caso de resentirse. Puede sonar descabellado, pero Leo debería descansar hasta pasado el parón de selecciones.

Sí es cierto que la inactividad durante tanto tiempo no es buena, pero el Atlético de Madrid --el 23 de noviembre en el Wanda Metropolitano-- se postula como una buena fecha para su regreso. Una cita en la que se necesita al argentino para ganar ventaja en la clasificación --si continúa siendo la actual--, frente a un equipo difícil y que además daría al codo de Leo una semana más de descanso para confirmar su total y completa recuperación.

Messi se conoce y frente a una temporada que acaba de empezar no cometerá insensateces de adolescente. Él es el primero que quiere estar en todos los encuentros y sabe que no hay necesidad alguna de forzar la maquinaria, pero mantener la imbatibilidad en Champions, asegurar el pase y saciar el mono de balón pueden jugar en contra. Leo debe ser sincero consigo mismo. Es el único jugador del mundo que al 50 % es mejor que muchos al 200 %, pero los cules queremos a Leo al 200 % el resto de la temporada. 

Sentarse en el banquillo parece una buena opción, aunque de no estar disponible Valverde debe dar prioridad a otro jugador que pueda saltar al verde en cualquier momento. No hay que afiliarse a los alarmismos, pero con Messi, como todo en la vida, más vale prevenir que curar. El objetivo primordial es ganar para mantener la confianza en Europa, pero también evitar posibles lamentaciones. El equipo puede hacerse de nuevo más fuerte sin el argentino y dar margen de recuperación total a un jugador que nadie quiere ver en el dique seco. 

Sin prisa, pero sin pausa, que no cunda el pánico. Apelemos a la sensatez.