Vasos comunicantes. Esto es lo que mejor define la entrada y salida de ciertos jugadores en el Barcelona. Por un lado, debemos recordar que un nefasto fichaje como el de Raphinha vino motivado por las influencias de Deco en la directiva de Joan Laporta. Y digo nefasto porque se pagó por él, entre fijos y variables, 75 millones de euros que no compensan lo que vemos en el terreno de juego. Al otro lado de la moneda, uno que sí ha sido un gran acierto: el de un Robert Lewandowski que ha venido por mucho menos, cerca de 50 millones, y dando una rentabilidad extremadamente mayor que la del anterior.

Y en este caso, la mano que lo condujo y convenció hasta aquí es Xavi Hernández. A partir de aquí, otro melón que se puede abrir: el del retorno de Leo Messi. Ahora que llega una nueva época --coincidiendo con el Mundial de Qatar-- la puerta del mercado de invierno y unos resultados que poco acompañan a hablar de buen fútbol, desde el club azulgrana se ha activado la rumorología sobre los refuerzos que necesita la plantilla. Más allá del humo o el papel mojado que ahora nos puedan vender, sobre ello pesa ante todo el nombre del argentino. Un retorno que se especula desde hace tiempo y muchos enmarcan para la próxima temporada.

Pues bien, sobre ello, un dato. Es evidente que Messi y, especialmente su mujer Antonela, se ven más alargando otro año en París con el PSG y posteriormente marchándose a un retiro tranquilo en Miami con un equipo “de segunda”. A este viaje los acompañaría su gran amigo, también entre parejas, Sergio Busquets. Aun así, si cabe una remota posibilidad de que Messi vuelva, esta solo pasaría por tener a Xavi Hernández en el banquillo.

El de Terrassa continúa intercambiando charlas y whatsapps con Messi y, del mismo modo que pasó con el polaco, Messi solo volvería si los astros se alinean y se lo pide su gran amigo Xavi. Para ello, un detalle: que la directiva actual del Barcelona siga confiando en él para liderar la posición de míster y no se lo carguen antes, incluso, de lo que todos pensamos.