Las lesiones vuelven a ser una pesadilla para Leo Messi. “No me puedo romper”, espetó el astro argentino tras notar un pinchazo en el partido contra el Villarreal. Esta temporada, todavía no ha cogido carrerilla. No ha tenido ritmo ni continuidad. El Messi actual, muy sufridor, recuerda al Leo de la temporada 2013-14, la del Tata Martino. El problema es que ahora tiene 32 años.

El futuro de Messi suscita muchas dudas. Nadie cuestiona su compromiso, pero ya no es el futbolista explosivo de sus primeros años. Más cerebral y con una visión más panorámica, Leo necesita los mejores aliados. Y, hoy, no los tiene. Ni su amigo Luis Suárez es un delantero fiable. Tampoco es el depredador de hace dos o tres años. Y ya se sabe que Dembelé va por libre y no cuenta con la bendición del 10. Tampoco la tiene Griezmann. El mejor Messi, recordemos, tuvo como socios a Xavi e Iniesta.

De Messi se puede discutir si ha sido el mejor futbolista de la historia o no, pero nadie ha dado tanto al Barça durante tantos y tantos años. Con él, el equipo azulgrana ha ganado 10 de las 15 Ligas disputadas y cuatro de sus cinco Champions. Otros, como Cruyff, Romario o Ronaldinho, tuvieron una irrupción similar, pero su magia se apagó muy pronto. Demasiado.

Messi da la sensación de estar totalmente exprimido. Tampoco son mejores las percepciones con Luis Suárez, castigado por su rodilla. El rendimiento del uruguayo en sus primeras cinco temporadas ha sido espectacular por su pegada y carácter. Pero la edad tampoco perdona. Como Messi, tiene ya 32 años y mucha tralla acumulada. El pasado martes, una parte de la afición abucheó al delantero suramericano. Mal asunto.

Los éxitos del Barça en los últimos años se explican, en gran parte, gracias al rendimiento de Messi y Suárez, pero en el fútbol profesional no es recomendable vivir de las rentas del pasado. Leo tiene licencia para todo, pero el uruguayo ya está en el punto de mira. El equipo necesita un recambio urgente, pero el club se entretuvo demasiado con Neymar. O Suárez se pone ya las pilas, o conocerá la versión más dura de la hinchada azulgrana. Su futuro, hoy, parece estar en Estados Unidos. Y, tal vez, también el de Messi, que puede romper su vinculación con el Barça al acabar esta temporada. Los próximos meses pueden ser muy movidos.