Qué injusta es la vida, ¡incluso para Dios! Eso debe pensar Leo Messi, igual que en su momento Ladislao Kubala en el mismo club o Alfredo Di Stéfano en el Real Madrid. Los referentes se van y el club permanece, es una conclusión más vieja que el propio fútbol pero duele mucho cuando llega. No me parece normal pasar del blanco al negro, del movimiento fan al destierro. Como siempre digo, en la vida debemos tener admiración profesional por ciertas personas pero no pueden ser nuestro referente. Lo tenemos que buscar en nosotros mismos y ser conscientes de que si damos esa categoría a alguien, cuando se le arrebata es durísimo.

Leo Messi ya empieza a estar cuestionado por los propios aficionados. Incluso a su llegada el lunes a la Ciutat Esportiva se han metido con él. De acuerdo, es ley de vida, pero pegarse un baño de realidad y ver cómo el humo llena espacios vacíos me parece sorprendente. Era un héroe y depende de cuando se marche acabará siendo una losa. Aún así, que nadie pierda de vista la realidad: sin Messi, el Barça es un equipo vulgar.

Cuestionado por la afición e indirectamente por Ronald Koeman. Referente de nada en un banquillo, el holandés ya se atreve a decir que "de momento" lo necesitan. Y con los adverbios de tiempo juegan al principio y fin de una carrera que ha marcado una época de azulgrana. Quizá, y viendo los precedentes de algunos que se han marchado de malas maneras, sería conveniente preparar un terreno afable, ético y moralmente a la altura de lo que ha dado.... Y sigue dando. De momento, vamos a seguir pensando en un nuevo modelo donde nunca, incluso contando con un Dios, acabe mandando más que el socio.