La cuarentena me está sirviendo para devorar todo tipo de contenido audiovisual, desde los realitys más rosas a los documentales más científicos. No tengo filtro, me he convertido en una maruja. He visto a Frank de la Jungla hasta la saciedad, no me he perdido ningún detalle del Merlos Place y me he aficionado a Mi Vida con 300 kilos, un programa donde se intenta llevar a cabo una macrooperación bikini que en muchas ocasiones se queda en solo eso, un intento. Siento culpabilidad y satisfacción a partes iguales pero con la cuarentena todo se perdona, ¿o no?

También a Luis Suárez a quien el miércoles volvimos a ver de nuevo en la Ciutat Esportiva Joan Gamper y se convirtió en el blanco de todas la críticas. No son 300 kilos, ni mucho menos, pero el uruguayo volvió a dejar constancia de que su metabolismo le ha jugado una mala pasada. 

Pese a que luego intentó disimular su sobrepeso con una foto sin camiseta, Luis Suárez no puede negar que ha vuelto con sobrepeso. Ya es lo habitual en él tras las vacaciones de verano y en este caso se ha visto acentuado tras haber pasado por quirófano en enero. 

Pero no olvidemos que Luisito lleva 14 goles y 10 asistencias en lo que llevamos de temporada y sigue siendo uno de los delanteros más letales del mundo.  A este gordo lo quiero siempre en mi equipo. Que siga con este hambre goleador y su ansia por engullir a los rivales. Si sigue rindiendo así, seré yo quien le prepare los asados.