Para nada debe importarle a los culemaníacos que Ernesto Valverde muestre una cara agria durante los partidos o rechace las preguntas de periodistas con tono desagradable, o que la vista les engañe y vean que determinado jugador al ser sustituido muestre su descontento. Está demostrado que el buen rollo es lo que predomina en el vestuario del Barça.

Lo verdaderamente importante es ver que el equipo titular gana una jornada más y salta al campo con una camiseta de apoyo a su compañero Rafinha, al que la temporada se le acabó por culpa de una lesión. Y también es de bien nacidos destacar el gesto del staff técnico de lucir un lazo rojo en señal de apoyo a la lucha contra el sida.

Pero si algo hay más importante es lo que los propios jugadores transmiten a través de Instagram. En esa red ellos, que viven en ese vestuario, no hablan de ADN, ni de estilo de juego, tampoco de los fallos arbitrales, no critican a nadie y se muestran solidarios con el equipo.

Luis Suárez, por ejemplo, lesionado, colocó en su red una foto con Piqué y otra con Aleñá, y en la que el texto no tenía desperdicio: “Grande equipo 3 puntos. Felicitaciones @3gerardpique, te acordaste que los defensas también hacen goles y @carlesalenya por el primer gol en Liga”. En el mismo sentido se manifestó otro lesionado como Sergi Roberto, que felicitó a Aleñá y le deseó que marque muchos más.

Hay periodistas que suelen ver fantasmas donde no los hay, y a veces, la suerte les favorece, y aciertan. Si hoy le preguntáramos a los jugadores o al técnico del Barça qué es lo que menos les gusta del fútbol, estoy convencido de que dirían atender a los medios informativos. Con la evolución de la tecnología, el deportista en general, y el futbolista en particular ha sabido adaptarse mejor. En las redes puede decir lo que quiere y nadie malinterpretará sus palabras. Esa es una batalla que está perdiendo por goleada el periodismo deportivo.

El ejemplo más claro lo encontramos en la imagen que colgó Isco, jugador cuestionado hoy en el Madrid. Era simplemente una pregunta: ¿Estoy gordo? La respuesta, al ver un vientre con una extraordinaria musculatura, resultó claramente a favor del futbolista. Semejante referéndum no lo puede controlar ni el propio club. Nunca el vestuario había mandado tanto. Y tengo la sensación que el del Barça es más feliz que el del Madrid. A día de hoy, claro.