El llamado periodismo deportivo hace tiempo que, en términos generales, se convirtió en entretenimiento deportivo. Algunas publicaciones tratan de evitarlo, pero las grandes cabeceras (y las cadenas, y las emisoras) mezclan sin tapujos la opinión con la información y los gritos con los piques, por no hablar de la sección rosa, que abona de visitas los portales y da audiencia a los programas. Y, eso, siempre que se mantenga el equilibro, tiene una parte positiva, pero hay que andar con cuidado con ciertos asuntos. Como ejemplo, dos hilos de noticias que han aparecido en los últimos días.

Por un lado está la vuelta de Neymar al Barça. Al parecer, el club azulgrana trata de repescarlo desde el día de su adiós con destino París, según han venido publicando varios medios de comunicación en los últimos años. Las últimas noticias sugieren que el PSG ha recibido una llamada desde el Camp Nou, y que la dirección deportiva blaugrana ya tiene una lista de candidatos que incluiría en la operación para abaratar el retorno del astro brasileño. Ciertos o no, esos rumores constantes forman parte del negocio millonario en el que se ha convertido el fútbol. Hay muchos intereses que llevan a la publicación de esas líneas. No hacen daño a nadie, venden periódicos y entretienen al personal. Lo aceptamos, pese a la degradación de la profesión. En lo personal, creo que tanto Neymar como el Barça han perdido con la separación, aunque tampoco me parece el mejor momento para el regreso, ya no solo por el bajón deportivo de Ney, sino por las informaciones extradeportivas que le acompañan. Y por su padre.

Por otro lado aparece una cuestión más preocupante, y es la rumorología o la desinformación con asuntos tan delicados como la muerte. Es el caso de José Antonio Reyes, fallecido el sábado cuando, tras un despiste al volante, el vehículo que conducía a gran velocidad se salió de la calzada previo reventón de una rueda y terminó incendiado. Se han dicho muchas cosas sobre este accidente, en el que también murió un primo del jugador; entre ellas, dos me llaman la atención sobre el resto: que el tercer ocupante del Mercedes feneció en el hospital (cuando la realidad es que está vivo, aunque muy grave) y que uno de ellos publicó en las redes sociales una fotografía de los tres en el interior del coche minutos antes del trágico suceso (¡la instantánea es de febrero! y, más allá del morbo y los clics, no aporta nada). En clave culé, de Reyes siempre quedarán sus dos goles ante el Mallorca (3-1) en la última jornada de la Liga 2006-07, que le dieron el título al Madrid sobre el Barcelona, aunque con empate a puntos. Pero estaría bien que, en el ámbito extradeportivo, Reyes quedase como ejemplo de lo que no hay que hacer en la carretera y de lo que no hay que hacer en el sector informativo, para no repetir errores futuros. Descansen en paz.