Lo que está pasando últimamente en el FC Barcelona es obsceno. Desde que se interpuso la desafortunada moción de censura contra Josep María Bartomeu, la obscenidad se ha apoderado del Camp Nou. Echar a un presidente a cinco meses de convocar las elecciones era una tomadura de pelo, por más que el dirigente se hubiese equivocado en la toma de algunas decisiones y todavía doliese la penosa derrota contra el Bayern. Las elecciones se celebrarán en prácticamente la misma fecha que se había previsto y, desde octubre, el club está desgobernado. También fue obscena la postura de la Generalitat, sin impedir celebrar aquella votación pese a la imposición de severas restricciones sanitarias. En cambio, el Govern impidió su celebración el pasado 24 de enero, alargando la agonía de un Barça sin presidencia en plena pandemia después de una campaña que también fue muy obscena, con hasta nueve precandidatos participando del circo electoral para luego terminar rompiendo las firmas. La obscenidad sigue muy presente en can Barça, tanto por las últimas y lamentables filtraciones, como por las cifras del contrato de Messi

Es muy triste que un club como el azulgrana sea testigo de cómo el pasado jueves se filtra un informe para avalar un fichaje y criticar a varios jugadores --sobre todo Umtiti y Mingueza-- y tres días después vea como también se filtra el contrato de su gran estrella, Leo Messi. Esto no debería ocurrir en un club como el Barça, que desde hace décadas presume de ser Més que un club. Es importante depurar responsabilidades si la filtración realmente procede de dentro, aunque no hay que descartar que el origen sea Madrid. Florentino Pérez tiene muchos intereses, tanto deportivos como económicos, para que Messi cambie el Barcelona por el París Saint-Germain. En Qatar también están muy interesados

Y qué decir del contrato de Messi. Obviamente no es culpa suya que le hayan convertido en un mimado incondicional. Fue Bartomeu quién tomó, y así lo asume, la decisión de pagarle esas cifras tan obscenas: 555 millones de euros en cuatro temporadas, es decir, 138 millones al año. Precisamente, ello se firmó el mismo año en que se marchó Neymar al PSG y el club se apresuró a blindar a sus estrellas. Pero es irresponsable pagar tanto dinero a un solo jugador. A una persona que se dedica a jugar a fútbol. Hace daño a los ojos. Por mucho que se diga que Messi ayudaba a generar 300 millones al club, no es de recibo. Es de vergüenza. Al menos, a mi me la daría. Y la responsabilidad es tanto de Bartomeu, por consentir al jugador, como del propio Messi por pedir unas cantidades tan sobredimensionadas sabiendo el gran esfuerzo de tesorería que ello supone al club (de sus amores) y la incongruencia de exigir al mismo tiempo el equipo más competitivo del mundo cuando él mismo lo limita cobrando semejantes cifras. Muy obsceno todo.