Inimaginable, pero real. El Barça femenino estará en su primera final de la Women's Champions League el próximo 18 de mayo en Budapest. Una final en la que le espera el vigente campeón, el Olympique de Lyon, que defenderá título y hegemonía europea. Nadie se imaginaba que las azulgranas pudieran conseguir un hito como éste en un año tan irregular. Cambio de entrenador a mitad de temporada, a remolque en Liga de un Atlético de Madrid que no falla, pero con un juego mejorado en los últimos meses que da esperanzas para esa final. 

Las azulgranas ya son campeonas sin tan siquiera haber disputado el encuentro. Son el primer equipo español que pisará una final europea. Una alegría merecida, vista la superioridad ante sus rivales europeos, y que ha demostrado que este equipo sabe sufrir y que pese a no ser, todavía, de los punteros en  Europa, las emparejamientos le han favorecido a la espera de dar la sorpresa en tierras húngaras. 

La Champions maquilla una temporada marcada por la Liga que podría ser azulgrana y pinta que acabará siendo colchonera de nuevo. El Barça no es favorito. Ni por juego, ni mucho menos por físico y Budapest será la prueba definitiva del estilo. Morir --probablemente-- con él o plantear otro tipo de partido y tener alguna posibilidad.

La oportunidad

Más allá de la final, la clasificación es la guinda a una temporada para el recuerdo y que, sin duda, es el inicio del cambio. Queda mucho por hacer, pero 2018-19 es la temporada en que el fútbol femenino ha adquirido mayor protagonismo. No solo de la afición, sino también de los clubs que no han podido encerrar más el potencial y el reclamo que generan las chicas. 

Es el reflejo de muchos años de trabajo, de mucho fútbol sin premiar y que finalmente se ha visto reconocido. Menos el Barça --lamentablemente-- casi todos los equipos de la Liga Iberdrola, e incluso algunos de Segunda, han disputado uno o más encuentros en los estadios oficiales de sus 'primeros equipos' masculinos. El Wanda Metropolitano ostenta el récord nacional en el partido entre Atlético de Madrid y Barça, con 60.739 espectadores, aunque el nuevo San Mamés ha sido el estadio que más fútbol femenino ha presenciado.

Una foto de las jugadoras del Barça femenino durante un partido / Instagram

Una foto de las jugadoras del Barça femenino durante un partido / Instagram

Una foto de las jugadoras del Barça femenino durante un partido / Instagram

El Camp Nou no se ha abierto a las chicas, pero el récord en Catalunya lo ostenta el RCD Espanyol, quien sí dispuso Cornellà - El Prat para el choque contra las madrileñas al que acudieron más de 20.000 personas. Y como en el resto de estadios se vivió una fiesta. Servidora presente en el encuentro, creo que está en nuestras manos la creación de un nuevo fútbol más respetuoso, alejado de los focos mediáticos extradeportivos. Vamos, que se centre en el deporte y aleje la lacra que persigue el fútbol actual, las polémicas y los cotilleos. 

El estadio perico fue, como sus homólogos, la expresión del respeto y la deportividad más allá de los colores. Dos aficiones unidas por el fútbol, por la visibilidad a un fútbol que ha estado apartado durante años, como ocurre en otros deportes. Un partido en el que no hubo lugar a los insultos, a las provocaciones entre jugadoras ni aficiones. El fútbol tiene una nueva oportunidad con las chicas. De hacer de este deporte algo más noble, y que se ciña a eso, a deporte. Que importe lo que ocurre en el césped y nada más. De momento, vamos por el buen camino.

La oportunidad está y depende de todos. De jugadoras, staff, clubs y afición. La oportunidad. En femenino.