Samuel Eto’o defraudó a Hacienda, pero se libra de la cárcel. A los que cumplimos con nuestras obligaciones tributarias nos vale con que pague lo que debe con los intereses y multas correspondientes. También Leo Messi eludió el presidio tras ser condenado por unos hechos similares. Y hay más casos. Demasiados, por desgracia. Diego Maradona tampoco acabó entre rejas; fue condenado por cuestiones de drogas. Las malas compañías y los peores asesores son los que enturbian la imagen de estos idolatrados profesionales. Otros compañeros, en cambio, tuvieron menos fortuna y terminaron en un penal.

Son varios los jugadores y exjugadores del Barça que han pasado una temporada en la sombra por distintos delitos, o incluso por cuestiones políticas. Sí, en el club ha habido presos políticos, pero eran otros tiempos, nada que ver con lo que nos ha tocado vivir en años recientes. Es el caso del gran portero Ricardo Zamora que, ya desvinculado de la disciplina azulgrana, estuvo dos veces en la cárcel en los años de la Guerra Civil. Lo detuvieron los dos bandos. O el del extremo Emili Sagi, afiliado de ERC y miembro de una logia masónica –aunque nunca participó en ningún acto–. Fue condenado por ello en los primeros años después del conflicto bélico.

En tiempos más recientes (2014-15), Gica Popescu estuvo privado de libertad un año y ocho meses por fraude y blanqueo de capitales en el traspaso de futbolistas rumanos a equipos extranjeros. Y el mismísimo Ronaldinho estuvo encerrado en 2020 en Uruguay al tratar de entrar en el país con un pasaporte falso. No son dioses, son personas, y algunas cometen errores muy gruesos que deben pagar. Como todos.