Durante la retransmisión del Atlético Madrid-Granada, el bueno de Pichi Alonso no se cansó de preguntar: “¿Qué estará pensando más de uno en Barcelona con estos dos goles de Luis Suárez?”. Màrius Serra, cada vez más presente en el periodismo deportivo, no tardó mucho en publicar en las redes los datos del estreno rojiblanco del uruguayo: “18 m. 2 goles, 1 penalti anulado por el VAR. Otro negocio redondo del BartuBarça. Pinta una temporada fantástica”. Menos mal que Pitu Abril se encargó de resumir en otro tuit las sensaciones de las fervientes caritas felices con todo aquello que puede afectar negativamente al Barça: “Los amigos de la caverna han hablado más de Luis Suárez tras un día en el Atlético de Madrid que tras 6 años en el Barça”. Gran verdad. Acababan de descubrir a Luis Suárez.

Siempre he preferido los sueños de futuro a las historias del pasado. Y Luis Suárez, señores, ya pertenece al periódico de ayer, y para los buenos barcelonistas es materia olvidada como cantaba Héctor Lavoe. Así lo ha entendido también Ronald Koeman, que respondió con elegancia una pregunta sobre la actuación de Suárez con el Atlético después de la exhibición del Barça ante el Villarreal: “No debemos mirar a otros. Sabemos que Suárez es un gran delantero, pero no vamos a dejar de estar contentos si marca o deja de hacerlo... Le deseo lo mejor, pero debemos pensar en nosotros mismos”.

Pero el entorno del Barça siempre ha funcionado de forma diabólica. Los que están a favor de la marcha inmediata del presidente seguramente deseaban una derrota en el debut liguero para hablar de un Barça sin gol y mantener el acoso y derribo a Josep María Bartomeu. Lo bueno para los que siempre desean que el Barça gane es que tan solo unas horas más tarde de los dos goles de Suárez, ese Barça de Ronald Koeman no pensó en el uruguayo y sí, en cambio, ilusionó y, aunque esto no ha hecho más que empezar, anunció que puede ser una temporada fantástica. Pero por favor, olvídense del pasado. No están los tiempos como para hurgar en las heridas.